martes, agosto 02, 2005

HEREDEROS Y HEREDERAS

La herencia de Fahd
ALFREDO ABIÁN - 02/08/2005, Director adjunto (La Vanguardia de Barcelona)
La siempre brillante crónica de nuestro corresponsal en Oriente Medio, Tomás Alcoverro, y el preciso retrato que Said Aburish hace en la sección de Internacional del difunto rey Fahd certifican los temores que desde hace años se ciernen sobre Arabia Saudí. Una monarquía feudal decadente, con una familia real en la que los príncipes y sus clanes se cuentan por centenares - el futuro rey Abdallah es hermanastro del fallecido y uno de los 45 hijos varones que el fundador de la nueva Arabia tuvo con sus 22 esposas-, y unas cuentas regias - las únicas saneadas- que han sido cifradas en más de 700.000 millones de dólares invertidos en el extranjero. A la luz de lo visto, la corrupción tribal no figura entre los objetivos que combatir por el rigorismo wahabí y su policía religiosa, nacida, ironías de la vida, para fomentar la virtud y prevenir el vicio. El desaparecido guardián de las mezquitas de La Meca y Medina exhibió su lujo ciclópeo desde el lago Leman hasta Montecarlo, pasando por la inefable Marbella. Su herencia es multimillonaria, pero no precisamente en valores propios de la civilización. Y es que la inmensa chilaba de los Saud cubre un reino de dunas, palmeras datileras y manantiales de petróleo por el que circulan también las aguas residuales del integrismo islámico y un desprecio compartido a los derechos humanos, del que las mujeres son sus primeras víctimas.
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