ASESORIAS PARLAMENTARIAS

El Mercurio. Lunes 11 de julio de 2005 Asesorías parlamentarias
Con ocasión de un nuevo aniversario del Congreso Nacional -que ha cumplido 194 años desde su fundación, el 4 de julio de 1811, cuando se convocó a los representantes de todas las provincias y partidos a reunirse "en esta capital para acordar el sistema que más conviene a su régimen y seguridad y prosperidad"-, los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados dieron a conocer un programa de modernización de la gestión parlamentaria. Él incluye la realización de encuestas sobre la imagen de la institución y sus integrantes, y el monitoreo de la aplicación de las leyes despachadas. Se utilizará un préstamo del BID a la Biblioteca del Congreso para contratar, a partir de 2006, a un grupo de siete a ocho especialistas (asesores o "staffers") para apoyar el trabajo de las comisiones técnicas y de los comités parlamentarios, de modo que cuenten con la mejor información y acabados análisis sobre los temas en tramitación. Para evitar influencias partidistas, esos asesores provendrían de una selección efectuada por los institutos Libertad y Desarrollo, Libertad, y Tiempo 2000, que expresan distintas tendencias políticas y económicas.Estas propuestas, interesantes para mejorar la función parlamentaria, no son las primeras que se han formulado al respecto: en 1996, la Cámara Baja se dio un Código de Ética junto a una agenda modernizadora, y el año pasado el presidente del Senado, Hernán Larraín, inició el llamado "Senado Ciudadano", una página web que informa a la ciudadanía acerca de la labor de los senadores y del trabajo del Senado -un esfuerzo inédito para someter al escrutinio público el quehacer de cada senador-. Asimismo, se puso en marcha un convenio con ocho universidades para establecer un sistema de seguimiento y evaluación de las leyes que dicta el Congreso, para realizar las correcciones necesarias en forma oportuna.La iniciativa ahora anunciada es una más entre las ya conocidas, y busca mejorar la percepción pública acerca del trabajo del Congreso. Sin embargo, la imagen que éste proyecte dependerá, fundamentalmente, de sus propios miembros, que en algunos casos caen en conductas reprochables. Asimismo, el Legislativo ya cuenta con el apoyo de su rica biblioteca y de sus oficinas de información -que deben entregar exhaustiva documentación actualizada y comparada-; sus propias comisiones son asesoradas por funcionarios competentes, elegidos según sus capacidades profesionales, al margen de favoritismos políticos, y por expertos especialmente citados. Por tanto, la necesidad de contratar asesoría externa abre interrogantes sobre una posible debilidad interna de ese órgano esencial.