viernes, julio 22, 2005

EL PRESIDENTE CASTRO

¡Qué tranquilizador es ser de izquierda!
Hermógenes Pérez de Arce 19/07/2005 (El Mercurio)
El Presidente sigue estimando como "un gran colaborador" a quien, siendo él ministro de OO.PP., fuera su director de Planeamiento y, siendo ya Presidente, su jefe de gabinete en La Moneda, pese a estar éste procesado por falsificación, defraudación y estafa en perjuicio del fisco. ¿Qué se puede desprender de tal respaldo presidencial? Como deduce un avisado lector de este diario, que el subordinado (y pariente) sólo cumplió lo que se le ordenó. Si no, su superior no lo describiría como "un gran colaborador".¿Grave, políticamente demoledor, destructivo de la imagen presidencial? Pero, ¿en qué mundo viven ustedes? ¿No han visto que mientras más ministros, correligionarios, amigos y parientes de S.E. aparecen recibiendo giros del Estado que reclaman la intervención judicial, más encumbrado aparece el Presidente en las encuestas? Es que los izquierdistas, en el mundo actual, y desde hace muchos años, pueden hacer lo que se les ocurra, con toda tranquilidad. Tomen ustedes el caso de Fidel Castro. En estos días he podido apreciar dos testimonios de sus manifiestos y antiguos rasgos de insania e inhumanidad. En un documental de TV, Robert McNamara, ex Secretario de Defensa de los EE.UU. en los años 60, revela que Fidel, según propia confesión, en plena crisis de los misiles atómicos instalados en Cuba por los soviéticos, había insistido ante éstos para que se bombardeara con ellos a los EE.UU., lo que habría acarreado la muerte de unos 90 millones de personas. "Pero, ¿no se dio cuenta usted de que eso habría significado la posterior desaparición de toda la población cubana?", le preguntó McNamara. Y Fidel le replicó: "Sí, pero era lo que se debía hacer". Encontré la confirmatoria de esa versión en el libro "Entre dos generales", de Román Alegría, periodista DC que dirigiera "Clarín" y "La Prensa". Refiere (p. 157) que, estando en La Habana en 1971, y conversando con Fidel, éste le manifestó textualmente: "Ese Kruschev resultó un patán". Razón: no haber lanzado los misiles contra los norteamericanos. Alegría le preguntó: "Entonces, ¿usted quería tirar la atómica?". Respuesta: "Era lo que correspondía hacer. No había otra salida". Un tipo tan desquiciado y criminal como ése, gran mecenas del terrorismo en diversos puntos del globo (y en particular en Chile), es recibido regularmente con honores en todos los países. Hasta la prensa de derecha alude a él respetuosamente como "el Presidente Castro". Y, pese a que la revista "Forbes" ha documentado que posee una de las grandes fortunas del mundo, nadie osa acusarlo de corrupto. Y acá, sus prosélitos de extrema izquierda, terroristas financiados por él y que cometieron variados crímenes posteriores a 1989, algunos condenados a presidio perpetuo, van ahora a ser dejados en libertad por ley. Mientras tanto, los uniformados que los combatieron y libraron al país de un régimen totalitario como el de Fidel, purgan penas de presidio, en muchos casos tras procesos indebidos e ilegales, sustanciados por la mayoría de jueces proizquierdistas, que aquí controla el Poder Judicial. Esos uniformados no tienen la menor esperanza de recibir un perdón legal equivalente. De más está decir que los terroristas autores de atentados anteriores a 1989 ya fueron perdonados hace tiempo.Entonces, ¿alguien puede creer que va a suceder algo tras descubrirse cada vez más abusos a costa del erario? Sabemos que las mayorías judiciales le van a encontrar la quinta pata al gato y dejarán libres a todos los izquierdistas. Y ello, con enorme apoyo de la misma masa que los volverá a aplaudir, a encumbrar en las encuestas y a reelegir.
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