jueves, septiembre 15, 2005

BENEDICTO XVI Y CHINA

Desde China doy gracias al Espíritu Santo
El saludo de Antonio Li Du’an, obispo de la diócesis de Xi’an, al papa Benedicto XVI

Antonio Li Du’an
Me alegra mucho que el cardenal Joseph Ratzinger haya sido elegido Papa, y haya elegido el nombre de Benedicto XVI. Doy gracias al Espíritu Santo que ha guiado a todos los cardenales en la elección de un nuevo pastor para su Iglesia. El Concilio Vaticano II, como reforma interior de la Iglesia, abrió un nuevo período en la vida de la Iglesia católica. Siguiendo la fe transmitida por los apóstoles, tal como fue planteada por el Concilio Vaticano II, la Iglesia camina por la modernidad, en el nuevo siglo, afrontando de manera apropiada los cambios presentes en la sociedad. En los últimos cuarenta años, desde 1965 a 2005, la Iglesia ha venido realmente poniendo en práctica el espíritu del Concilio. En la relación con las otras Iglesias cristianas, con los no cristianos y con los ateos, ha llevado a cabo una obra maravillosa. Lo mismo ha ocurrido en lo tocante a la defensa de la justicia y la paz, así como en lo referido a los problemas de los pobres y los marginados, y a todos los otros problemas que tienen que ver con la vida y la supervivencia de la humanidad. Todo esto lo ha hecho con la intención de hacer transparente el testimonio del Evangelio frente a la humanidad. De todo esto ha sido una gran demostración la manera en la que la Iglesia ha vivido los días de la enfermedad y la muerte de Juan Pablo II, su funeral, el cónclave y la elección del nuevo Papa, ante los ojos de todo el mundo. Karol Wojtyla cuando era obispo participó activamente en el Concilio Vaticano II. Y como Papa siguió el espíritu del Concilio. También el nuevo Papa, como estimado teólogo, participó en el ingente trabajo de los expertos del Concilio Vaticano II. Luego, ya como cardenal prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, dio su aportación al magisterio del Papa que
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