CHILE PERU, delimitación marítima
Valparaíso 04/11/2005 Presidencia del Senado
La tranquilidad que debe imperar tras el pronunciamiento peruano
Por Sergio Romero Pizarro., Presidente del Senado
La reciente aprobación por parte del Congreso peruano de un proyecto de ley que modifica unilateralmente la delimitación marítima entre Chile y Perú ha impactado en los últimos días al pueblo chileno. Siendo así, como Presidente del Senado me parece pertinente reiterar el llamado a la serenidad que hiciera hace unos días.
Como titular del Senado soy el primero en defender las facultades soberanas de esa Corporación para dictar las normas y leyes que más convengan a sus intereses.
No obstante, aquí estamos frente a una iniciativa que pasa por encima de preceptos establecidos en la Convención de Viena, que señalan la improcedencia de invocar normas internas por sobre las directrices señaladas en tratados internacionales.
Y lo cierto es que Chile y Perú tienen tratados vigentes que establecen cuáles son los límites de nuestros mares, como son los de 1952 y 1954, así como acuerdos y actas definitorias de las mismas. De esta manera, a ojos de nuestro país, no existen asuntos limítrofes pendientes con nuestros vecinos y cualquier norma interna que vaya en contra de esos tratados carece de todo efecto jurídico.
Ante ese hecho, no resta más que mantener la firmeza necesaria para defender los principios que señala el Derecho Internacional y que avalan a todas luces los argumentos esgrimidos por nuestro país en esta materia.
Durante estos días he mencionado la inconveniencia de multilateralizar la situación que hoy atravesamos con Perú. Y sigo pensando de igual modo. La acción que podamos realizar ante terceros países está, sin duda, destinada a persuadir a un país amigo como es el Perú a no inducir a situaciones de hecho que más adelante se puedan lamentar.
Comprendo el ambiente de nerviosismo que se ha suscitado en los últimos días, sin embargo, creo con certeza que aquí ha de imperar la cordura. Chilenos y peruanos estamos destinados a convivir, de modo que todo esfuerzo por lograr el entendimiento es válido.
Esta es la decisión de un país vecino y amigo y se debe entender en ese contexto. Por ahora es necesario mirar con tranquilidad al futuro y esperar que los ánimos recapaciten y se encuentren mecanismos que terminen con esta controversia artificial.
En ese sentido, el Congreso Nacional tiene un aporte efectivo que hacer. Nuestro Parlamento ha forjado una relación sólida de amistad con la Asamblea Legislativa peruana y este es el momento de consolidar esos lazos.
En vista de eso es que a fines de este mes emprenderé, junto al Presidente de la Cámara de Diputados, Gabriel Ascencio, un viaje a la capital peruana con el objeto de participar en la Asamblea de Presidentes de los Congresos de Sudamérica y México, invitación extendida por el propio Parlamento peruano que esta semana hemos confirmado como una necesaria señal de normalidad entre ambos países, que nunca deben interrumpir el diálogo.
La tranquilidad que debe imperar tras el pronunciamiento peruano
Por Sergio Romero Pizarro., Presidente del Senado
La reciente aprobación por parte del Congreso peruano de un proyecto de ley que modifica unilateralmente la delimitación marítima entre Chile y Perú ha impactado en los últimos días al pueblo chileno. Siendo así, como Presidente del Senado me parece pertinente reiterar el llamado a la serenidad que hiciera hace unos días.
Como titular del Senado soy el primero en defender las facultades soberanas de esa Corporación para dictar las normas y leyes que más convengan a sus intereses.
No obstante, aquí estamos frente a una iniciativa que pasa por encima de preceptos establecidos en la Convención de Viena, que señalan la improcedencia de invocar normas internas por sobre las directrices señaladas en tratados internacionales.
Y lo cierto es que Chile y Perú tienen tratados vigentes que establecen cuáles son los límites de nuestros mares, como son los de 1952 y 1954, así como acuerdos y actas definitorias de las mismas. De esta manera, a ojos de nuestro país, no existen asuntos limítrofes pendientes con nuestros vecinos y cualquier norma interna que vaya en contra de esos tratados carece de todo efecto jurídico.
Ante ese hecho, no resta más que mantener la firmeza necesaria para defender los principios que señala el Derecho Internacional y que avalan a todas luces los argumentos esgrimidos por nuestro país en esta materia.
Durante estos días he mencionado la inconveniencia de multilateralizar la situación que hoy atravesamos con Perú. Y sigo pensando de igual modo. La acción que podamos realizar ante terceros países está, sin duda, destinada a persuadir a un país amigo como es el Perú a no inducir a situaciones de hecho que más adelante se puedan lamentar.
Comprendo el ambiente de nerviosismo que se ha suscitado en los últimos días, sin embargo, creo con certeza que aquí ha de imperar la cordura. Chilenos y peruanos estamos destinados a convivir, de modo que todo esfuerzo por lograr el entendimiento es válido.
Esta es la decisión de un país vecino y amigo y se debe entender en ese contexto. Por ahora es necesario mirar con tranquilidad al futuro y esperar que los ánimos recapaciten y se encuentren mecanismos que terminen con esta controversia artificial.
En ese sentido, el Congreso Nacional tiene un aporte efectivo que hacer. Nuestro Parlamento ha forjado una relación sólida de amistad con la Asamblea Legislativa peruana y este es el momento de consolidar esos lazos.
En vista de eso es que a fines de este mes emprenderé, junto al Presidente de la Cámara de Diputados, Gabriel Ascencio, un viaje a la capital peruana con el objeto de participar en la Asamblea de Presidentes de los Congresos de Sudamérica y México, invitación extendida por el propio Parlamento peruano que esta semana hemos confirmado como una necesaria señal de normalidad entre ambos países, que nunca deben interrumpir el diálogo.
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