SOBRE PINOCHET
EN UN DÍA DE INJUSTICIA
Señor Director:
Hoy el ex Presidente Augusto Pinochet cumple 90 años.Quienes lo estimamos quisiéramos que esta fecha transcurriera en mediode la tranquilidad a que tiene derecho toda persona en suscondiciones. Sin embargo ello no es así.
Sus adversarios cumplen en forma cabal e intransigente laconsigna de no perdonar ni olvidar. El sistema judicial cumple suritualidad procesal. El sistema político simula no ver. Un hombresolo, a los 90 años, parece ser el único responsable de la gigantescacrisis institucional y política sufrida por Chile a principios de ladécada de los años setenta, en el siglo pasado. Por supuesto, nihablar de reconocer la obra de progreso. Eso se inscribe en lopolíticamente incorrecto. ¿Para qué hablar del creador del modelo?,dirán algunos, si es mejor sólo disfrutarlo.
Duele lo que ha pasado con el ex Presidente Pinochet. Porencima de sus humanos errores, debilidades o limitaciones, lo quehizo junto a las Fuerzas Armadas chilenas marcó la pauta económica ysocial por la que hoy transitan los países que buscan su desarrollo.No se trata de que la justicia no actúe, pero sí que lo haga con lamisma vara, con el mismo parámetro, con las mismas normas, para todoslos actores de la crisis de 1973. ¿Cuántos procesados, presos ocondenados hay en Chile por practicar la violencia terrorista en laépoca o con posterioridad a ella? Ninguno.
¿Cuántas personas de 90 años existen hoy procesadas pordelitos que ocurrieron hace más de 30 años? Ninguna. Esto esequivalente a decir que sólo Augusto Pinochet Ugarte junto a otrosefectivos militares crearon el clima de violencia, desborde eilegalidad que culminó con la intervención militar de 1973. En lalógica del odio, nadie más es responsable, sólo Pinochet.
Llegará el tiempo en que las pasiones cesarán y la odiosidaddejará paso a un análisis sereno y objetivo. Las personas y lasinstituciones que por su posición y su rol pudieron hacer algo paraevitar tanta inequidad, han callado.
A las futuras generaciones que tenemos que formar debemostransmitirles que Chile vivió una tragedia, caracterizada por laconfrontación ideológica, la lucha armada, la exaltación de laviolencia, la exportación de la revolución, el desconocimiento ynegación del derecho de propiedad, la desvalorización de la familia yla falta de respeto a la justicia.
Tendremos que decirles que hubo un hombre que debió, junto amarinos, aviadores, carabineros y su Ejército, asumir la conducciónde un país en ruinas y que lo entregó, al decir de un Presidente deEstados Unidos, como la "perla de la corona americana".
Deberemos decirles a nuestros hijos y nietos queprobablemente cometió los errores propios de una situación deanormalidad jurídica e institucional. Deberemos decirles que entregóel poder con la dignidad de un soldado, de un hombre de honor.
Y deberemos decirles, mirándolos a la cara, que lo hemosdejado solo, mientras muchos disfrutan de su obra.
Señor Director:
Hoy el ex Presidente Augusto Pinochet cumple 90 años.Quienes lo estimamos quisiéramos que esta fecha transcurriera en mediode la tranquilidad a que tiene derecho toda persona en suscondiciones. Sin embargo ello no es así.
Sus adversarios cumplen en forma cabal e intransigente laconsigna de no perdonar ni olvidar. El sistema judicial cumple suritualidad procesal. El sistema político simula no ver. Un hombresolo, a los 90 años, parece ser el único responsable de la gigantescacrisis institucional y política sufrida por Chile a principios de ladécada de los años setenta, en el siglo pasado. Por supuesto, nihablar de reconocer la obra de progreso. Eso se inscribe en lopolíticamente incorrecto. ¿Para qué hablar del creador del modelo?,dirán algunos, si es mejor sólo disfrutarlo.
Duele lo que ha pasado con el ex Presidente Pinochet. Porencima de sus humanos errores, debilidades o limitaciones, lo quehizo junto a las Fuerzas Armadas chilenas marcó la pauta económica ysocial por la que hoy transitan los países que buscan su desarrollo.No se trata de que la justicia no actúe, pero sí que lo haga con lamisma vara, con el mismo parámetro, con las mismas normas, para todoslos actores de la crisis de 1973. ¿Cuántos procesados, presos ocondenados hay en Chile por practicar la violencia terrorista en laépoca o con posterioridad a ella? Ninguno.
¿Cuántas personas de 90 años existen hoy procesadas pordelitos que ocurrieron hace más de 30 años? Ninguna. Esto esequivalente a decir que sólo Augusto Pinochet Ugarte junto a otrosefectivos militares crearon el clima de violencia, desborde eilegalidad que culminó con la intervención militar de 1973. En lalógica del odio, nadie más es responsable, sólo Pinochet.
Llegará el tiempo en que las pasiones cesarán y la odiosidaddejará paso a un análisis sereno y objetivo. Las personas y lasinstituciones que por su posición y su rol pudieron hacer algo paraevitar tanta inequidad, han callado.
A las futuras generaciones que tenemos que formar debemostransmitirles que Chile vivió una tragedia, caracterizada por laconfrontación ideológica, la lucha armada, la exaltación de laviolencia, la exportación de la revolución, el desconocimiento ynegación del derecho de propiedad, la desvalorización de la familia yla falta de respeto a la justicia.
Tendremos que decirles que hubo un hombre que debió, junto amarinos, aviadores, carabineros y su Ejército, asumir la conducciónde un país en ruinas y que lo entregó, al decir de un Presidente deEstados Unidos, como la "perla de la corona americana".
Deberemos decirles a nuestros hijos y nietos queprobablemente cometió los errores propios de una situación deanormalidad jurídica e institucional. Deberemos decirles que entregóel poder con la dignidad de un soldado, de un hombre de honor.
Y deberemos decirles, mirándolos a la cara, que lo hemosdejado solo, mientras muchos disfrutan de su obra.
HERNÁN GUILOFF IZIKSON
El Mercurio, 25 de noviembre de 2005.
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