lunes, noviembre 21, 2005

PERO YO CREIA QUE EN CHINA COMO EN CUBA HABIA LIBERTAD RELIGIOSA Y QUE UNO PODIA SER COMUNISTA O BUDISTA O CATOLICO

LA GIRA ASIÁTICA DEL PRESIDENTE DE EE.UU.
Bush pide libertad religiosa en ChinaPekín desoye la única nota crítica en una visita marcada por la cordialidad
La moderación presidió la visita a China de George W. Bush, tanto por parte del presidente estadounidense como de su homólogo chino, Hu Jintao, que por otro lado toreó su mensaje pidiendo libertad religiosa. Los medios de información locales ignoraron esa llamada al reconocimiento de derechos.
La comparecencia conjunta de Bush y Hu Jintao ni siquiera se pudo ver en la televisión china

Bush agradece a China que asuma "el liderazgo en las conversaciones a seis bandas con Corea del Norte"

Hu Jintao promete "más esfuerzo contra la piratería y en la defensa de los derechos de propiedad"

RAFAEL POCH - 21/11/2005 Corresponsal PEKÍN La primera señal de que esta iba a ser una visita mansa fue la llamada de Bush a la libertad en China... desde Tokio. "China quiere más libertad para rezar sin control estatal, para imprimir biblias sin miedo al castigo", dijo desde Japón, en un discurso que parecía más dirigido a su propio público conservador que a China. Una vez aquí, asistió a una misa y dijo cuatro frases sobre derechos humanos, que los chinos torearon con su habitual elegancia. El párroco de la iglesia a la que acudió le regaló unas biblias en lengua china. Este no es el paraíso de la libertad religiosa, pero aquí se está viviendo un extraordinario boom religioso, con el budismo, y se puede ir a misa y rezar, siempre que no te metas con el emperador. China es un país bastante indiferente a la religión, pero sus gobernantes sienten desconfianza hacia ella y prefieren tenerla bien atada. Quizá porque en su historia se incluye la mayor guerra civil conocida en el mundo, la revuelta taiping (1850-1864), con millones de muertos, asociada a un iluminado que decía ser hermano de Cristo. O porque el imperialismo occidental llegó aquí detrás de la cruz. En cualquier caso, es un hecho que las autoridades, especialmente en provincias, se comportan a veces de forma extremadamente cruda hacia el activismo religioso. Eso no quiere decir que estén dispuestas a recibir lecciones de parte del principal exportador de libertad del mundo. "La libertad - dijo Bush en Tokio- es la piedra angular de nuestro compromiso con Asia". Es un mensaje completamente fallido; en Filipinas, Vietnam, Corea, Indonesia - la lista es larga- o China. En Pekín, Bush dijo, en una comparecencia ante la prensa al lado de Hu Jintao, que "es importante que las libertades sociales, políticas y religiosas crezcan en China, y animamos a China a continuar la histórica transición hacia una mayor libertad". Lo dijo leyendo un papel, pero después de que Hu le explicara que "desde la fundación de la República Popular China, y sobre todo desde el inicio de la reforma hace veinte años, el pueblo chino está ampliando sus derechos y libertades, incluida la de elegir a sus responsables a escala local, y en el futuro, tomando en cuenta la especificidad china, continuaremos esa labor, y ampliando los derechos democráticos con características chinas". Hu habló casi sin mirar papeles. En la comparecencia ante la prensa, sin preguntas, fue Hu el que dominó, pero lo más interesante es que nada de esa comparecencia salió por la televisión china. La altanería de algún funcionario del séquito presidencial, como el director de asuntos asiáticos del Consejo de Seguridad Nacional, Michael Green, exigiendo "una cobertura noticiosa de la visita por parte de los medios chinos" y aleccionando que dichos medios "deben dar al pueblo chino la oportunidad de escuchar todo lo que el presidente tiene que decir acerca de las relaciones con China, como hacemos nosotros", se esfumó. Los chinos hicieron lo que les dio la gana con la información de la visita, precisamente lo que los americanos practican desde siempre. Por lo demás, la cumbre ha transcurrido sin sorpresas, en un ambiente cordial. Bush hasta dio las gracias a China "por asumir el liderazgo en las conversaciones a seis bandas" sobre la crisis coreana. También dijo que "la relación con China es muy importante", algo tan banal como cierto. Hu Jintao prometió a Bush "más esfuerzos contra la piratería y en la defensa de los derechos de propiedad" y "avances en la reforma del mecanismo de cambio del yuan", se firmó un acuerdo sobre prevención de la gripe aviar y se recordó que "no toleraremos la llamada independencia de Taiwán", a la que Bush dice oponerse. China firmó además la compra de 70 aviones Boeing 737. "En nuestra relación son inevitables las diferencias, pero ambas dos partes mantendrán su actitud de respeto mutuo y de resolución de los problemas mediante el diálogo". China tiene en EE. UU. uno de sus mayores socios comerciales; es, junto con Japón, uno de los grandes financieros de su déficit, pero China está creciendo y con ella crece su poder, un poder suave que se dice sin pretensiones de dominio. Ahora más que nunca, la guerra de Bush está en otra parte. EE. UU. tiene demasiados problemas y frentes abiertos, así que no había razón para que la visita fuera belicosa.
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