VALORES
¿Somos una civilización sin valores?
LA PAZ, LOS DERECHOS humanos, el medio ambiente, son valores que dan quizás más fuerza que otras creencias fáciles de excitar
NORBERT BILBENY - 28/02/2006 La Vanguardia de Barcelona. Se dice que las mezquitas están llenas y las iglesias vacías, que los jóvenes islámicos pelean por sus valores y los occidentales no lo hacen. ¿Cómo no va a ser Occidente vulnerable? Es la pregunta. Antes preocupaba la decadencia, el cansancio, la corrupción de Occidente. Ahora: ¿cómo dejar de ser vulnerables? En realidad, toda civilización se siente a la vez potente y vulnerable. El islam, también. Occidente se ha sentido así con la caída de Roma, los lugares santos, Constantinopla, Magallanes en manos de Silapulapu, el Titanic, París bajo los nazis, Cuba bajo Moscú, las Torres Gemelas, y ahora la caída de un trozo de libertad por las caricaturas del Profeta. Temerosos, algunos se preguntan si no seremos tan vulnerables porque aquí ya no se cree en nada. Eso sí: trabajar toda la vida en lo que no nos gusta, para gastarlo en lo que no necesitamos. Sin fe ni valores por los que luchar. La muerte de Dios anunciada por Nietzsche se estaría pagando cara. Pero es un mal diagnóstico. No somos ni más ni menos vulnerables que otros. Tenemos valores y nos dan fuerza. El respeto a la vida, la dignidad de la persona, la libertad de opinión y movimientos, la igualdad de derechos, el gobierno democrático, la preferencia por la educación y el bienestar, no son valores cualesquiera. Si los aplicásemos más y mejor, la sociedad permanecería más segura. Pero tambalea justo cuando los vemos como decadentes. Sí, nuestros jóvenes no se echan a la calle por un asunto de religión ni gustan sacrificarse. Son, por lo general, individualistas y acomodaticios, como los mayores les enseñamos. Pero se movilizan por la paz, los derechos humanos, el medio ambiente, el acceso a la educación y el trabajo. ¿Es eso ausencia de valores? Son valores y dan fuerza. No menos fuerza, y quizás más, que otras creencias fáciles de excitar y necesitadas de un adversario para crecerse. Ahora bien, estos valores occidentales son depreciados por el propio Occidente cuando éste comete al menos los siguientes errores: Primero, no se deben contraponer Occidente y el islam. Es comparar geografía con religión, y además excluir a los musulmanes de Occidente y a los occidentales del islam. Es una contraposición guerrera y equivocada, porque cree aún en la geocultura, como los militares creen en la geoestrategia. Compárese, si se quiere, islámico con cristiano, liberal con autoritario, europeo con asiático, pero no aticemos el fuego con la dualidad occidental/ musulmán. Otro error es decir que una civilización, cultura o religión es mejor o superior que otra, incluso que esté más desarrollada.Sin embargo, no hay identidades más valiosas o desestimables que las demás; lo mismo que de las personas solamente podemos comparar sus rasgos y actos en particular, a lo sumo las conductas, pero nunca la persona o la cultura como un todo. No tiene base y además es perjudicial. Haríamos bien en evitar, en fin, la comparación entre valores, de un lado, el liberal y cristiano, y de otro, el comunitarista y musulmán, porque los principales valores políticos, éticos y religiosos, es decir, los valores humanos, no tienen lado: son de toda la humanidad. Todo se globaliza cada vez más, pero hace tiempo ya que los valores occidentales han dejado de pertenecer sólo a Occidente. Y también los no occidentales se mundializan. Gran error, en resumen, pensar que los valores nos definen y son exclusivos. Se hacen, y son más comunes de lo que parece.
NORBERT BILBENY, catedrático de Ética de la Universitat de Barcelona
LA PAZ, LOS DERECHOS humanos, el medio ambiente, son valores que dan quizás más fuerza que otras creencias fáciles de excitar
NORBERT BILBENY - 28/02/2006 La Vanguardia de Barcelona. Se dice que las mezquitas están llenas y las iglesias vacías, que los jóvenes islámicos pelean por sus valores y los occidentales no lo hacen. ¿Cómo no va a ser Occidente vulnerable? Es la pregunta. Antes preocupaba la decadencia, el cansancio, la corrupción de Occidente. Ahora: ¿cómo dejar de ser vulnerables? En realidad, toda civilización se siente a la vez potente y vulnerable. El islam, también. Occidente se ha sentido así con la caída de Roma, los lugares santos, Constantinopla, Magallanes en manos de Silapulapu, el Titanic, París bajo los nazis, Cuba bajo Moscú, las Torres Gemelas, y ahora la caída de un trozo de libertad por las caricaturas del Profeta. Temerosos, algunos se preguntan si no seremos tan vulnerables porque aquí ya no se cree en nada. Eso sí: trabajar toda la vida en lo que no nos gusta, para gastarlo en lo que no necesitamos. Sin fe ni valores por los que luchar. La muerte de Dios anunciada por Nietzsche se estaría pagando cara. Pero es un mal diagnóstico. No somos ni más ni menos vulnerables que otros. Tenemos valores y nos dan fuerza. El respeto a la vida, la dignidad de la persona, la libertad de opinión y movimientos, la igualdad de derechos, el gobierno democrático, la preferencia por la educación y el bienestar, no son valores cualesquiera. Si los aplicásemos más y mejor, la sociedad permanecería más segura. Pero tambalea justo cuando los vemos como decadentes. Sí, nuestros jóvenes no se echan a la calle por un asunto de religión ni gustan sacrificarse. Son, por lo general, individualistas y acomodaticios, como los mayores les enseñamos. Pero se movilizan por la paz, los derechos humanos, el medio ambiente, el acceso a la educación y el trabajo. ¿Es eso ausencia de valores? Son valores y dan fuerza. No menos fuerza, y quizás más, que otras creencias fáciles de excitar y necesitadas de un adversario para crecerse. Ahora bien, estos valores occidentales son depreciados por el propio Occidente cuando éste comete al menos los siguientes errores: Primero, no se deben contraponer Occidente y el islam. Es comparar geografía con religión, y además excluir a los musulmanes de Occidente y a los occidentales del islam. Es una contraposición guerrera y equivocada, porque cree aún en la geocultura, como los militares creen en la geoestrategia. Compárese, si se quiere, islámico con cristiano, liberal con autoritario, europeo con asiático, pero no aticemos el fuego con la dualidad occidental/ musulmán. Otro error es decir que una civilización, cultura o religión es mejor o superior que otra, incluso que esté más desarrollada.Sin embargo, no hay identidades más valiosas o desestimables que las demás; lo mismo que de las personas solamente podemos comparar sus rasgos y actos en particular, a lo sumo las conductas, pero nunca la persona o la cultura como un todo. No tiene base y además es perjudicial. Haríamos bien en evitar, en fin, la comparación entre valores, de un lado, el liberal y cristiano, y de otro, el comunitarista y musulmán, porque los principales valores políticos, éticos y religiosos, es decir, los valores humanos, no tienen lado: son de toda la humanidad. Todo se globaliza cada vez más, pero hace tiempo ya que los valores occidentales han dejado de pertenecer sólo a Occidente. Y también los no occidentales se mundializan. Gran error, en resumen, pensar que los valores nos definen y son exclusivos. Se hacen, y son más comunes de lo que parece.
NORBERT BILBENY, catedrático de Ética de la Universitat de Barcelona
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home