jueves, marzo 30, 2006

JERONIMO CARCELEN

DISCURSO DE GRADUACION
LLM INTERNATIONAL LEGAL STUDIES
GEORGETOWN UNIVERSITY
San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús e inspirador de los valores de Georgetown University, solía decir que “No el mucho saber harta y satisface el alma, sino el sentir y gustar las cosas intensamente”.Eso es exactamente lo que hemos vivido los estudiantes internacionales de Georgetown durante este año en que dejamos atrás la rutina de la vida diaria en nuestros países para aventurarnos, con pasión, en este viaje por el camino del conocimiento académico, el desarrollo profesional y el cumplimiento de los sueños personales.En esta etapa de transición y esperanza, el Law Center ha sido mucho más que un pequeño campus con modernos edificios y destacados profesores. Ha sido mucho más que un lugar que ofrece el privilegio de visitar sus bibliotecas y caminar a través de más de un millón de libros. Ha sido mucho más que el lugar de reunión de un grupo de 180 estudiantes de 60 nacionalidades.Este año hemos sido parte de un proyecto que va mucho más allá de un programa para entrenar abogados. Hemos tenido la suerte, quizás sin saberlo, de formar parte de un proyecto académico que busca dar sentido, orientación y coherencia al trabajo intelectual de los abogados en el mundo, donde cada uno de nosotros ha dejado de ser un especialista en el Derecho de nuestros países para convertirnos en abogados internacionales capaces de mirar el mundo con una perspectiva global.Esa mirada global que hoy hemos aprendido en ningún caso es el fin sino más bien un medio para enfrentar los desafíos de nuestra profesión. Probablemente “Law Is But the Means, Justice Is the End” es la primera frase que aprendemos al llegar a Georgetown y no me cabe duda que la seguiremos aplicando sin importar el área del Derecho que hayamos elegido. Esa simple frase necesariamente está ligada con una perspectiva ética de nuestro actuar profesional. Esa simple frase nos pregunta cuál es el bien que buscamos, cuál es el ideal que perseguimos, cuáles son los sueños por los que luchamos. En palabras de San Ignacio de Loyola ¿Cuáles son nuestros grandes deseos? En esa perspectiva, por cierto que es necesario preocuparse para que nuestros contratos y nuestros informes legales sean precisos y confiables pero la respuesta a esta pregunta no está en ellos sino en los sueños y valores que nos motivan a ser abogados libres para buscar, decir y vivir la verdad y la justicia.Pero los éxitos conseguidos este año no sólo son nuestros si no que también pertenecen a nuestros compañeros de LLM y, muy especialmente, a todos los que nos apoyaron en la realización de este proyecto. Como lo dice el filósofo italiano Humberto Ecco, “Nosotros no somos capaces de comprender quienes somos sin la mirada y la respuesta de los demás”. En este caminar hemos recibido la mirada y la respuesta de amigos de distintos países, con distintos intereses y experiencias personales. Destaco aquí el valor de nuestros compañeros que durante este año han debido enfrentar situaciones personales difíciles como haber dejado a sus familias en sus países, tener a sus padres enfermos y no poder acompañarlos o incluso haber experimentado el dolor de perder a sus padres sin estar a su lado. Pero la vida, en sus misteriosos balances también nos ha dado la alegría de compartir con nuestros compañeros de LLM hechos tan importantes como la llegada de un hijo o la decisión de casarse.Parte importante de la vida con nuestros compañeros de LLM durante este año ha sido haber compartido los sueños que sirven de base para cualquier proyecto que se emprende en la vida. El venir a Georgetown era parte de un sueño pero no sólo del sueño de cada uno de nosotros sino también de los sueños que nuestros padres y otros seres queridos han tenido para nosotros. Por eso, esta ceremonia que hoy nos reúne con tanta satisfacción es también un símbolo de agradecimiento para todos aquellos que nos apoyaron durante este año pero muy especialmente para aquellos que ya no están con nosotros y que una vez también compartieron nuestro sueño de crecer profesional y personalmente.Hoy, que ya hemos cumplido los sueños de nuestros padres debemos salir a enfrentar el mundo con los valores y mística que Georgetown ha dejado en nosotros, debemos, como el Padre Bartolomeu de Saramago, “volar sin otro combustible que la voluntad humana”, buscando siempre la excelencia, la verdad, la justicia. Esa es la única manera de poder cumplir responsablemente con nuevos sueños, esta vez, no sólo con los sueños del primer día de clases sino que también con los sueños de un futuro mejor para nuestros países y nuestros hijos. Ad Majorem Dei Gloriam
Jeronimo Carcelen
Washington DC, Mayo 2005
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