martes, mayo 02, 2006

JOSEPH ZEN, EL CAMINO VERDADERO

El Gobierno chino nombra a un obispo afín y desaira al Vaticano
La Santa Sede nombró en marzo cardenal a un obispo crítico con Pekín
China y el Vaticano parecen decididos a mantener su pulso religioso. La Santa Sede consideró ayer un desaire el nombramiento por parte del Gobierno de Pekín de un obispo conocido por su fidelidad al Estado. Las autoridades chinas respondieron así a la designación como cardenal de China de un obispo afín a la oposición.
RAFAEL POCH - 02/05/2006 Corresponsal PEKÍN La Vanguardia de Barcelona
Pekín ha nombrado obispo de Kunming, la capital de la provincia de Yunan, a Ma Yingling, un clérigo conocido por su fidelidad al Estado. Ma era secretario general del Consejo Chino de Obispos, que el Vaticano no reconoce, y vicepresidente de la Asociación Católica Patriótica China, avalada por las autoridades. El nombramiento se considera una respuesta de Pekín al Vaticano. En marzo, la Santa Sede nombró cardenal al obispo de Hong Kong, Joseph Zen. Pekín considera a Zen una de las principales figuras del movimiento opositor al Gobierno central en la ex colonia británica, donde mantiene delicados equilibrios. En un claro gesto hacia el Vaticano, Pekín nombró hace dos años a un católico de misa diaria, Donald Tsang, gobernador de Hong Kong. Sin embargo, el entonces obispo Zen apoyó la campaña en pro de la elección directa del gobernador apoyada por un rival de Tsang. Al convertir el Vaticano a Zen en el más alto jerarca católico en China sin consulta alguna, Pekín lo interpretó como un casus belli. Para el Vaticano, nombrar obispos e influir en la vida interna de estados soberanos es una prerrogativa histórica y se apoya en una tradición milenaria. Pero en China hay otra tradición, aún más milenaria, según la cual "no hay más que un sol sobre el cielo", es decir, que nadie está por encima del emperador y, por tanto, la religión debe estar sometida al Estado. China es un país tolerante en el tema religioso, pero puede truncar esa actitud en la más feroz de las persecuciones si interpreta que hay un reto al Estado o creación de autoridades paralelas. De esta diferencia parten muchos malentendidos y las actitudes concretas los profundizan. La nominación de Zen pertenece a esa serie. China está lanzando claras señales de apertura religiosa. En abril, se celebró en Hangzhou el primer foro internacional budista desde 1949, que contó con más de mil expertos y monjes de 34 países, y ha abierto el diálogo con el Dalai Lama. La Santa Sede también ha lanzado señales. Dice que al Papa le gustaría visitar China, pero, como ocurrió en el 2000 con la decisión de Juan Pablo II de canonizar a 120 santos chinos, los buenos deseos se mezclan con lo que Pekín interpreta como gestos no amistosos. Así, los chinos vivieron como una afrenta que el Vaticano efectuara la canonización el 1 de octubre, el día nacional de China. Ahora, el nombramiento de Ma parece la respuesta por la bofetada que supuso el nombramiento de Zen.
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