12 DE OCTUBRE

La Hispanidad

LA VANGUARDIA - 12/10/2005


La idea de la Hispanidad nació en el entorno intelectual de la generación de 1898, poco después de la pérdida de Cuba y Filipinas, en un intento de superar, mediante un voluntarismo retórico, la decadencia de España en el concierto de las naciones. El concepto de Hispanidad, por otro lado, iba entonces asociado al concepto de raza,idea que hoy nos parece anacrónica, pero que servía para denominar el abigarrado conjunto de los pueblos de lengua española. Aunque los sectores más liberales y progresistas de la ciudadanía se muestran alejados de los valores originales, otros sectores, no necesariamente ultramontanos, están vinculados a ella, gracias, seguramente, a la imbricación de la Virgen del Pilar, uno de los símbolos de religiosidad popular.

Aunque la celebración del 12 de Octubre arrastra discutibles ingredientes de otros tiempos, su casi exclusivo acento militar, por ejemplo, es, sin embargo y de momento, una bella muestra de la generosidad mutua con que españoles de diversas ideologías han aprendido a reconocerse. Pero podría reconvertirse en un símbolo activo. En efecto, la comunidad hispanohablante es una de las más dinámicas del mundo, por crecimiento demográfico y por capacidad creativa. Y España, gracias a su fortaleza económica y a su notable peso político, está en condiciones de liderar las enormes oportunidades que la sociedad global, dominada por las industrias de la comunicación, ofrece a la lengua española, una de las que mejor compiten con el inglés.

Barcelona, capital histórica de la edición en español, está objetivamente interesada en esta empresa. Una empresa que podría promover el hermanamiento del mundo latinoamericano, no alrededor de la vacua retórica, sino de los intereses compartidos. Dicha empresa no carece de valor sentimental en Catalunya. La América de habla hispana fue la tierra de promisión para los catalanes que tuvieron que escoger el exilio económico o político; y Catalunya lo es ahora para tantos latinoamericanos que buscan una segunda oportunidad.

Bastarían estas razones para justificar la presencia del president Maragall en las celebraciones de hoy en Madrid. Pero lo exige también la coyuntura. El Estatut ha sido recibido en el resto de España entre la reticencia y la intemperancia. El momento político español es muy delicado. El gesto del president confirma que la voluntad española e hispanófila de Catalunya es perfectamente compatible con su afirmación de singularidad.