miércoles, diciembre 21, 2005

UNA MUJER ADMIRABLE

ELIZABETH MOON, ESCRITORA
"Pueden pegarme un tiro, ¡pero nada más!"
Nací en la frontera de Texas con México hace 60 años. Me enrolé en el ejército, me casé, me licencié en Biología y conduje ambulancias. Mi hijo, autista, ha cumplido 22 años. Solía pensar que era conservadora, pero me han superado por la derecha. Hoy soy liberal moderada. Sin ser fundamentalista, soy cristiana
NÚRIA ESCUR - 21/12/2005- Su madre fue una mujer divorciada que educó sola a su hija.- Y una ingeniera que tras la Segunda Guerra Mundial no pudo conseguir trabajo por ser mujer. - ¿Echó de menos la figura del padre? - Claro. ¡En aquella época era una desgracia ser hija sin padre! Algunos maestros llegaron a decirme: "Nunca llegarás a nada. No vas a encontrar marido y si lo encuentras, nunca serás buena esposa". - ¿Por qué una chica de 23 años decide un día enrolarse en el cuerpo de marines? - Era el mayor reto que se me ocurrió. - ¿En caso de conflicto bélico hubiera sido capaz de dar su vida? - Por supuesto. Era muy romántica. - ¿Los militares la respetaban? - Algunos compañeros me despreciaban, pero tuve unos excelentes comandantes. - ¿Qué es lo peor que le dijeron? - Mi sargento dijo al resto de los hombres que él jamás me aceptaría. Lo curioso es que acabamos siendo amigos. Mi madre necesitaba que le tejiera una colcha para el pequeño y convencí al sargento para que me diera más tiempo. ¡No entiendo cómo lo logré! - ¿Qué aprendió con los marines? - ¡A vestirme deprisa! - ¿Y en la universidad? - Conocí a mi marido. Cursábamos Historia - empecé por la Física, pero me tumbaron- y nos prometimos cortando árboles para captar fondos para las misiones. Yo, entonces, tocaba el acordeón... - Ésa si que es una vida renacentista. - Aunque no lo hagas todo bien, debes atreverte, la vida es demasiado corta. - Y llegó Michael... - Cuando lo adoptamos, apenas tenía cinco días. Su madre biológica tuvo tres hijos de tres hombres distintos. - ¿Cómo supo que era autista? - No se incorporaba, no cogía las cosas. Primero pensamos en una parálisis cerebral. A los tres años era un niño grande y fuerte que no podía hablar y se sentía tremendamente frustrado por eso. - ¿El peor momento? - Mi madre murió y fueron cuatro meses horribles hasta que me di cuenta de lo que estaba sucediendo. Miré a Michael: "Mi enfado contra ti no es contra ti, es una mezcla de dolor y rabia por otras pérdidas en mi vida". - ¿Usted escribe el libro para disolver sus fantasmas? - Primero lo aparqué. Sólo tras unos años pude retomarlo. Había cosas que se agitaban en mí... y salió el personaje de Lou. Y viví con él todo un año antes de la primera línea. - Como una gestación de doce meses. - Eso es. Sólo que Lou era más inteligente que mi hijo. Michael no será independiente. - ¿Cómo encajar el diagnóstico? - Primero: no os dejéis llevar por el pánico. No creáis todo lo malo que habéis oído. El autismo de hace treinta años nada tiene que ver con el de ahora. Vuestro hijo necesita saber que os puede hacer felices, necesita veros sonriendo. - Nos obcecamos en que sean como el resto. - Ése es el gran error. ¡Para mí fue más fácil porque yo ya no soy muy normalita...! Yo estaba predestinada a tener un hijo distinto. - ¿Michael se ha enamorado? - No sé si es amor, pero se siente muy atraído por las guapas de voz suave. Creo que ha incorporado la sexualidad en el juego, pero le cuesta comunicarse. - ¿Qué le noqueó de su hijo? - Estando su madre moribunda, él empezó a mostrar un sentimiento nuevo: la compasión. Se sentaba cerca, le acariciaba los pies y repetía: "¡Pies duelen, pies duelen!". - Tienen especial sensibilidad sensorial. - Michael no tiene nunca frío, pero es muy sensible al calor. No soporta el contacto de las etiquetas de la ropa con la piel. - Parece una historia de Oliver Sacks. - ¡Oh, le admiro profundamente! Me gusta cómo define a la gente sin tener en consideración sus problemas neurológicos. - Suya es la historia de una mujer que se pintaba la mitad de los labios y la mitad de los párpados, porque veía el mundo a medias. - Un caballo me rompió un dedo y una vez curado me pareció que una parte de ese dedo no era mía, ¡tenía personalidad propia! - ¿De columnista fue infeliz? - En mi país, las empresas periodísticas están controladas por los mismos que gobiernan. ¡Muchas cosas no se enseñan, otras no se dicen! Los americanos no tienen costumbre de pedir más opiniones, ¡se lo creen todo! - Usted no votaría a Bush... - En mi país escribo cartas a mis senadores cada semana, quejándome. ¡No me gusta prácticamente nada de lo que hacen! No son ni la mitad de morales y éticos que creen ser. - La habrán censurado. - Un editor temió que uno de mis personajes estuviera promoviendo la homosexualidad, ¡imperdonable para ciertos americanos! - ¿Qué busca la Capitana Serrano? - Reflexionar sobre los clichés para romperlos. Es muy profesional. ¡Altos cargos militares me han felicitado por este personaje! - ¿Qué le queda esperar en próximos años? - Espero lo inesperado. Ésta no es la vida que yo imaginaba cuando era joven ni mi hijo fue el hijo esperado. Pero ahora considero que ha sido fascinante. ¡Espero más de lo mismo! Espero ver un mundo que no se nos rompa en trozos. Parece arrogante, pero... si llegas a los 60 y has afrontado muchas cosas, ¿sabe qué se piensa?: "¿Qué más puede ocurrirme? Pueden pegarme un tiro, ¡pero nada más!". - ¿Qué le pidió a Dios? - De manera bastante tonta, le pedí mucha paciencia. Y con Michael me ha dado la oportunidad de ejercerla durante toda mi vida.
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