miércoles, diciembre 20, 2006

DEROGANDO el 11 DE SEPTIEMBRE

Domingo 17 de diciembre de 2006 Exclusivo / Entrevista inédita al Pinochet político: "No me he inmutado. No he llorado. La ciudadanía quiso cambiarme. ¡Me cambié!"

"Siempre he sido un demócrata, a pesar de que creen que fui un tirano, un dictador. Fui demócrata.Si usted lee los primeros decretos que se hicieron cuando asumió la Junta, la finalidad era restablecer la democracia", dice.
Foto:Reuters El Mercurio
Realizada el 1 de septiembre de 1998, semanas antes de ser detenido en Londres, esta entrevista lo muestra aún como un hombre fuerte y desafiante, detentor de ciertas cuotas de poder en su papel de senador vitalicio.
Magdalena Ossandón
No tenía ningún juicio en su contra y poco antes había protagonizado junto a Andrés Zaldívar un histórico acuerdo en el Parlamento para derogar el feriado del 11 de septiembre. En esos días, Pinochet vio cómo la dura batalla inicial que sus opositores libraron contra él en el hemiciclo se iba atenuando. Cada día que pasaba, se transformaba más y más en un político. Se sentía seguro y vivía en calma.Un tiempo en que su mayor interés se concentraba en dar forma a la figura del senador vitalicio (cargo que ocupaba desde el 11 de marzo de 1998); dar testimonio de la misión que correspondería a los ex Presidentes en la Cámara Alta.Entonces, Pinochet habitaba una estrecha oficina en el noveno piso del Congreso, lugar donde se efectuó esta conversación y donde muchas veces lo acompañó su amigo y asesor legislativo, Sergio Rillón. Aunque en la práctica sus días en el Parlamento terminaron el 16 de octubre de 1998, cuando fue detenido en Londres, recién en 2002 el general (r) renunció formalmente.-¿Cómo observa la vida política que se da en el Senado?-Creo que hay mayor madurez y las cosas las estudian bien. Se analizan, se ven en profundidad. Hay diferencias de opiniones, pero se dan razones y con ellas se entiende y se defiende una u otra postura. No he intervenido mucho en este tiempo porque no me siento todavía capacitado para hacerlo.-En cuanto a su debut como parlamentario, ¿qué balance hace de estos siete meses?-Para mí ha sido una buena enseñanza. La gente que veo es agradable. No distingo adversarios... A todos los veo como funcionarios o personas dedicadas a buscar la forma de cómo levantar el estándar de este país, de cómo construirlo. Unos más, otros menos. Pero todos preocupados de lo mismo.-Usted siempre manifestó más bien desprecio por los políticos y por la actividad política. ¿Cómo se siente ahora al ser uno de ellos?-Mire, en primer lugar, yo nunca manifesté desprecio por los políticos o por la política. Pero me refiero la política con mayúscula. Me refiero a hacer POLÍTICA. En primer lugar, porque viví cincuenta años con una persona que era política. Mi suegro, Osvaldo Hiriart, fue senador de la República, ministro del Interior y fiscal de la Corfo durante muchos años. Así es que no puedo decir que no conozca la política. ¡La conozco! Pero política con mayúscula. No el cuoteo éste.-¿Se saluda con los senadores Carlos Ominami, Jorge Lavandero y los demás que portaron pancartas en su contra el día de su juramento?-Comprendo que tenían molestia conmigo. Pero no ha significado nada para mí.-¿Pero qué siente al convivir con personas que...?-(Interrumpe) Es que no estoy conviviendo con nadie. Estoy desempeñando una función. Esas personas a veces se sobrepasan en algunos dichos. Pero yo los comprendo. La gente en ocasiones no es capaz de dominar su manera de ser. Pero yo no tengo ningún problema.-¿Cómo definiría su relación con los parlamentarios de la Concertación?-Normal. Somos caballeros por ambos lados. ¿Quiere usted que no nos saludemos? Con una venia nos saludamos.-¿Y con los parlamentarios de la UDI y de RN?"Yo duermo en cualquier momento. No tengo preocupaciones"-Igual. Como caballeros siempre. "Yo duermo en cualquier momento. No tengo preocupaciones"-¿Qué sintió el día que juró como senador vitalicio...?-Pensé que había llegado el momento de jurar, que lo iba a hacer y lo hice.-¿Pudo dormir la noche antes? ¿Estaba nervioso?-¿Cómo? Mire, yo duermo en cualquier momento. No tengo preocupaciones. (Se ríe)-Ese acto fue bastante particular. Hubo oposición a que asumiera como senador. Protestas en las calles, pancartas, denuncias...-(Interrumpe la pregunta y alza la voz) ¿Pero de quién?-De los familiares de detenidos desaparecidos, por ejemplo. ¿Cómo evaluó la situación de que el hecho de asumir ese cargo generaba anticuerpos en algunos sectores?-¿Y si hubiera sido al revés? ¿Habríamos hecho lo mismo? Muchos de los que cayeron no cayeron por estar jugando al volantín. Cayeron porque tenían armas y porque las dispararon. Me llama la atención que siempre que había un enfrentamiento entre opositores y gente del legado militar no quedaba nadie. Sólo manchas de sangre y ningún herido. Esto se debía a que se los llevaban. De esas personas algunas deben haber fallecido y otras las enterraron. ¿Han pensado eso?"No puede haber un gobernante que no tenga límites"-El edificio del Congreso sugiere inmediatamente la palabra "democracia". ¿Cómo define usted este concepto?-(Sonríe) Habría que hacer una verdadera apología de la democracia. La democracia es, en primer lugar, la libertad del hombre. El poder desempeñarse donde uno quiere, actuar como uno quiere, proteger. En fin, no terminaríamos nunca de decir lo que es democracia. Democracia no es tomar las cosas y lanzarlas. Deben ser cosas meditadas, porque pueden afectar a un tercero y eso debemos tenerlo claro. Cuando uno toma una medida que afecta a un tercero, eso ya no es democracia... Ahora, si se trata de un debate, ya es otra cosa.-¿Se considera un demócrata?-Siempre he sido un demócrata, a pesar de que creen que fui un tirano, un dictador. Fui demócrata. Si usted lee los primeros decretos que se hicieron cuando asumió la Junta, la finalidad era restablecer la democracia. Hice nombrar una comisión para que estudiara una Constitución, porque considero que no puede haber un gobernante que no tenga límites. Siempre el gobernante debe encuadrarse en algo. Nosotros nos encuadramos en la Constitución antigua hasta que apareció la Constitución de 1980, que surgió luego de estudiar y ver la experiencia de otras del mundo.-Pero a usted en el mundo entero lo señalan como un ex dictador. Después de todo, gobernó el país 17 años sin haber sido elegido por sufragio universal.-¿Usted piensa que yo entregué el poder porque yo lo dejé o porque hubo un sufragio? Hubo un sufragio. Y perdí. Entonces, lo entregué tranquilamente. No me he inmutado. No he llorado. La ciudadanía quiso cambiarme. ¡Me cambié!"Ninguna cosa me ha costado""He sido uno de los pocos que he entregado el poder. Lo entregué porque me di cuenta de que la ciudadanía no quiso que yo siguiera. Además, usted ha de saber que los dictadores que se afirman en un puesto y que no quieren nada más que mantenerse ahí, terminan muy mal. Terminan en revoluciones y, a veces, en actos vandálicos".-¿Qué movió a un hombre que tuvo todo el poder de la nación a disminuir esos poderes?-Porque nunca fui ambicioso. Por eso. Para mí fue un acto de servicio al país. Y los actos de servicio se hacen con inteligencia, imaginación, entusiasmo y con el buen deseo.-¿Cuál fue el paso que más le costó dar? ¿Dejar de ser comandante en jefe del Ejército o dejar de ser Presidente de la República?-¿Lo que más me costó? No me ha costado nada. Ninguna cosa me ha costado. (Se ríe)-¿Ninguna?-Nosotros, como militares, seguimos una carrera donde sabemos qué es lo que nos tocará hacer en cada etapa. Cuando llegué a general sabía que iba a comandar una división y sabía que eso tenía un plazo. Sabía que después otro puesto podía ser la calle u otro cargo. Hasta que llegué a ser comandante en jefe del Ejército."¡Hasta cuándo!"-Usted apoyó el término del 11 de septiembre como feriado.-El 11 de septiembre fue una fecha muy importante en mi vida. Porque fue un momento difícil, grave, de muchos esfuerzos que me afectan psicológicamente. Pero eso no significa que no pueda hacer otras cosas. Veinticinco años atrás, yo puse el feriado; 25 años después, yo lo borré.-¿Un paso hacia la reconciliación?-Mientras haya odio no es posible la reconciliación. Mientras estemos hablando a cada rato de los problemas, no hay reconciliación.-¿Estamos lejos de lograrla?-No lo podría saber. (Contesta casi con un susurro)-Aparte del gesto de apoyar que se suprima el 11 de septiembre como día feriado, ¿qué otros pasos piensa dar en pro de la reconciliación nacional?-Mire, yo ya di un paso. Ahora quiero ver otros pasos del otro lado.-¿Cuáles?-Que no sigan con los procesos, que no sigan con eso, que no sigan molestando. ¡Hasta cuándo!Personalidad: "¿Cualidades? A lo mejor no tengo ninguna, porque no hablo nunca de mí"-¿Se considera una persona humilde?-No. Soy un hombre sencillo. La humildad es otra cosa.-¿Qué diferencia hay entre el Augusto Pinochet de 1973 y el hombre de 82 años que es ahora?-Augusto Pinochet de esa fecha tenía problemas extras. Estaba viviendo en un país muy difícil, que estaba en un estado de posguerra. El Augusto Pinochet de ahora vive en un Estado ya realizado y que continúa desarrollándose. No puede ser lo mismo lo de ayer a lo de hoy.-¿Se ha puesto más blando con el paso de los años? ¿Se ha humanizado?-Siempre he sido el mismo, señora. ¡Siempre! Nunca me he humanizado ni no humanizado. He sido siempre igual: correcto. Ayudo a la gente que puedo ayudar. Les doy la mano a mis enemigos o a las personas contrarias a mí. Porque así me han enseñado.-¿Y qué significan esas fotografías suyas de los primeros tiempos, con unos anteojos oscuros...? Su imagen era temible.-Le voy a decir una cosa, ¿sabe usted cuántas noches llevaba sin dormir? Tres noches. Me lloraban los ojos. Tenía los ojos irritados. Y como estos caballeros de la oposición, en ese momento, buscaban cualquier cosa para dañarlo a uno, explotaron esa imagen.-¿Cómo se describiría a sí mismo?-Como un hombre que todo lo hace por el bien de su país. Un hombre al que no le interesa nada más.-¿Qué cualidades reconoce en usted?-¿Cualidades? A lo mejor no tengo ninguna, porque no hablo nunca de mí.-¿Y qué defectos?-Tampoco. No hablo de mí.Vestuario: "Yo elijo"-Sorprende verlo sin uniforme militar y vestido ahora con traje inglés, camisa celeste y finas colleras. ¿Se siente cómodo?-¿Sabe que llevo 65 años con uniforme? Uno siempre tiene la idea de que algún día va a ser paisano o civil. Si bien ya dejé la vida de militar, echo de menos mi uniforme. Pero estoy adaptado ya a la vida civil. No me molesta para nada. Todo lo contrario.-¿Se complica al elegir la ropa? ¿O se la elige su señora?-Toda la ropa que me pongo siempre la he elegido yo. No acepto que me vengan a intervenir ni en la corbata ni en la camisa ni en las colleras. Yo elijo.El Congreso: "Valparaíso y Santiago serán una sola cosa"-¿Qué recuerdos se trajo a la oficina del Congreso?-Tengo a la Virgen del Carmen (muestra un cuadro en la pared principal) que me regalaron y que es una figura muy bonita, sobre todo como Patrona de las Fuerzas Armadas chilenas. Tengo también un poema y la bandera de Chile que me ha acompañado desde que fui Comandante en Jefe de División, Jefe de Estado Mayor y Comandante en Jefe del Ejército.-¿Se acostumbró a vivir en Valparaíso?-Cómo no me voy a acostumbrar si yo nací en Valparaíso, frente a este edificio del Congreso donde en mis tiempos de niño estaba el hospital de San Agustín. Mi padre trabajaba como agente general de la Aduana y yo siempre lo acompañaba por la zona. Entonces, no estaba tan lejos el mar. Vivíamos en la avenida Brasil.-Cuando usted era Presidente de la República y construyó este Congreso, ¿pensó que alguna vez se vendría para acá?-Bueno, no lo pensé. Pero proyecté un Congreso mirando al futuro. Uno no puede pensar que los países se estancan. Todos estos pueblos, las ciudades, sobre todo las americanas, tienen gran dinamismo. Ese dinamismo crece. Yo creo que Valparaíso y Santiago serán después una sola cosa. No le digo en 10 años, sino en 50 o 100 años. Va a ser una gran ciudad metropolitana y la capital del Pacífico sur. Pensando en eso decidí que el Congreso debía estar aquí.
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