miércoles, junio 15, 2005

ENCUENTRO CON AMIGOS

02 de junio 2005 en Santiago de Chile.
DISCURSO DEL PRESIDENTE UDI,SENADOR JOVINO NOVOA EN COMIDA EN SU HONOR“RESTAURANT LOS BUENOS MUCHACHOS”


Hace unos días, me fueron a ver algunos de los convocantes a esta reunión de amigos, para explicarme el sentido de este encuentro.Me dijeron que había llegado el tiempo para que muchas personas pudiéramos, juntos, dar testimonio de nuestras convicciones comunes, de la vigencia de valores trascendentes que nos unen por sobre nuestras diferencias, de la existencia, en medio de un mundo convulsionado por tantas crisis, de principios que no cambian, de maneras se ser que no mueren y que permanecen en pie por la fuerza ética que ellas representan.Sean mis primeras palabras, entonces, de gratitud. A los convocantes, hombres y mujeres de excepción que enorgullecen a Chile y a cada uno de ustedes, amigas y amigos, que han hecho un alto en sus jornadas cotidianas para acompañarnos y también a muchos chilenos que no están aquí, pero que sueñan con nuestros mismos sueños y que, tal como nosotros, se levantan cada mañana pensando en construir un futuro mejor para ellos y para sus familias.El mismo país en cuyo suelo se cobijan valores como la bondad, el amor por el trabajo bien hecho, la lealtad y el cultivo de principios superiores, alberga también conductas que nos avergüenzan y peligros que nos deben preocupar a todos los hombres y mujeres de bien, que aspiramos a que nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, puedan sentirse legítimamente orgullosos de haber nacido en el entorno privilegiado de su territorio.Esta noche de amistad lo es también de reflexión y de compromiso. Es esta una oportunidad propicia para intentar buscar algunas respuestas, es una ocasión para agradecer a que, en los momentos más difíciles, confiaron en nosotros y nos acompañaron con su cariño y es, sin duda, un momento oportuno para convocar a nuevos desafíos.Queremos buscar algunas respuestas a la interrogante de por qué en un país como el nuestro pueden ocurrir las cosas que debimos padecer Angelita y nuestros hijos, Carlos con Mónica y su familia, Pablo, Cecilia y sus hijos y toda la UDI y sus más importantes dirigentes.Me pregunto si alguien hubiera alguna vez imaginado una acción más ruin que aquella de la que fuimos víctimas en el transcurso de tantos largos y dolorosos meses.Me pregunto si es o no una sociedad enferma la que genera en su interior fuerzas tan destructivas como aquellas que intentaron asesinar el honor y el buen nombre de personas decentes.Muchas noches, en el sereno entorno del dolor y del sentimiento de injusticia, me pregunté si era este el mismo Chile del que me hablaba mi padre cuando me llevaba al estadio o cuando conversábamos en la sobremesa. Si era ésta la misma Patria Buena habitada por las mismas buenas personas de las que me hablaba mi madre cuando me cuidaba en mi primera infancia.¿Dónde estaba el país en que la sencillez vencía a la opulencia?¿Dónde estaba la sociedad en la que los valores del espíritu eran más trascendentes que el materialismo degradante?¿Dónde estaba la preeminencia del valor de la persona humana por sobre las conveniencias políticas subalternas?¿En qué lugar se encuentran barreras éticas que impidan que una acusación injusta o que rumores infames se desparramen por el país, causando enorme daño a la honra de inocentes?Amigas y amigos: la primera respuesta al por qué pueden suceder cosas como las que ocurrieron es porque el materialismo, el exitismo y el relativismo, han debilitado el respeto a la esencia de la persona humana y su dignidad. Cuando el dinero lo es todo, o casi todo; cuando se quiere surgir a toda costa, no trepidando en dejar heridos en el camino; cuando las personas son medidas por lo que tienen y no por lo que son, termina por debilitarse el respeto a los valores espirituales de la persona. En una sociedad en que sólo se aprecia lo material y se busca a cualquier precio la fama, por efímera que ella sea, pueden tener cabida quienes no trepidan en despreciar la honra y la dignidad de personas y sus familias, si con ello se obtiene algún tipo de beneficio, personal o político.Una segunda explicación está en el exhibicionismo de algunos políticos, en el afán desmedido de aparecer en los medios de comunicación, a como de lugar, en convertir la política en parte de la farándula, en usar la denuncia y el escándalo como trampolín electoral. Pareciera que en política todo vale.Tal es el nivel al hemos llegado, que una de las principales responsables del daño provocado a nuestro sector político y del dolor inflingido a familias inocentes tenía, hasta hace pocas semanas, la increíble intención de volver al parlamento ayudada por nuestros propios votos. Sin embargo, en este caso, debo decir que primó la rectitud y fue puesta en el lugar que merecía.Muchos de los que ayer rasgaban vestiduras por los niños abusados por los delincuentes hoy se olvidaron de las víctimas y miran hacia un lado. Ya no hay provecho político que sacar.¿Qué país es aquel en el que un miembro de la elite dirigente ofrece un par de zapatillas a un menor destruido por la droga para que alimente una mentira que le otorgue oscuras ventajas personales y políticas?Esta degradación de las prácticas políticas permitió que algunos –no se si algún día sabremos quienes, cómo y cuándo- hayan urdido esta siniestra trama y que otros no hayan trepidado en sumarse a ella.La aparición de personas públicas, del mundo político y fuera de el, la odiosidad de cierta prensa y la irresponsabilidad de otra, dieron pie a que una fábula inverosímil, una acusación aberrante, que en cualquier país serio sería confirmada o desmentida en pocos días, tomara cuerpo y se mantuviera viva durante más de un año.Una tercera explicación al por qué pudo haber ocurrido lo que ocurrió está, a mi juicio, en otro defecto que aparece cada vez con más frecuencia en nuestra sociedad. Me refiero a la falta de control social y de reproche ético, frente a la ineficacia y al incumplimiento de las obligaciones en que muchas veces incurren entidades públicas y privadas y quienes las dirigen.Dos instituciones han quedado malparadas en este episodio. Cierta prensa, que no cumplió con elementales normas profesionales de verificar la veracidad de las acusaciones o de analizar con seriedad la verosimilitud de los aberrantes hechos imputados, y la justicia, que tardó un año y medio, en declarar que esos hechos, no habían existido.¿Dónde está el amparo del sistema judicial si a un senador, dotado de una representación popular en la Región más importante del país, se le denigra impunemente?¿Qué esperanza de justicia puede tener un obrero o un campesino, o una mujer de sectores populares si su honra es mancillada, si quienes teóricamente tenemos más posibilidades de defendernos estamos, en la realidad, inermes e indefensos en manos de bandas inescrupulosas que trafican con la honra de personas inocentes?Por eso, amigas y amigos, es que en medio del dolor por el que atravesamos y cuando ni siquiera conseguía que se asignara un Tribunal para conocer mi demanda en contra de quienes levantaron falso testimonio, alzamos nuestra voz para gritar, con toda la fuerza del espíritu ¡EXIJO JUSTICIA!Lo hice no pensando en mi, sino que en los miles y miles de casos, en que a la gente más humilde del país, se encuentra, en la práctica, privada de acceso a la justicia.Es verdad que la justicia llegó, pero demasiado tarde. Es cierto que la verdad se conoció a través de la prensa, pero fue mas persistente y dañina la mentira. Nunca la reparación al daño causado por acusaciones falsas será suficiente, siempre quedará una duda, siempre habrá alguien que quiera pensar mal y no faltará aquel que, conociendo la verdad, persista en la mentira con la intención de causar un daño político.Por ello, es que se hace necesario ejercer con celo las funciones que la sociedad nos encomienda a cada cual. Debemos responder ante la sociedad, no sólo del cumplimiento legal estricto, sino también por la eficacia y la oportunidad de nuestras acciones. Debe existir una mayor conciencia en la ciudadanía, en cuanto a exigir altos estándares. No podemos permitir que la irresponsabilidad se transforme en la norma general y que el cumplimiento acucioso y oportuno del deber sea la excepción.Si una diputada dice que hay empresarios y senadores pedófilos y que hay videos que los muestran actos aberrantes, la sociedad no puede aceptar que cuando queda en evidencia que todo ello era falso no pase nada.Si un diario miente, si periodistas difunden rumores ignominiosos, no es sano dar vuelta la hoja y encogerse de hombros.Si la justicia tarda un año y medio en determinar que los hechos, que tuvieron en ascuas a un país entero, ni siquiera existieron, no podemos estar conformes con el funcionamiento de nuestras instituciones.Las razones de esta sinrazón afectan el alma misma de nuestra sociedad actual. Las he recordado esta noche no para hurgar en la heridas, que siempre nos causaran dolor, sino que para hacer conciencia de la necesidad de mejorar nuestra convivencia y no aceptar que nunca más, nunca más, ocurran estos hechos.Amigas y amigos:Además de lo anterior, existe también una explicación política. No fuimos atacados en cuanto a personas particulares, fuimos agredidos en nuestro carácter de senadores y dirigentes la UDI. Se intentó destruir a nuestro partido, se intentó matar un sueño.¡Qué poco conocen a la UDI los que pensaron destruirnos!Tan poco nos conocen que nos criticaron cuando toda la UDI salió a defendernos. No proceden “defensas corporativas”, nos decían.Tan poco nos conocen que no saben que la esencia misma de la UDI está en la fortaleza de los vínculos que existen entre nosotros, en la comunidad espiritual, de ideas y objetivos, que unen a dirigentes con militantes, a universitarios con pobladores, a profesionales con dirigentes sociales.Un proyecto político no se construye encargando una estrategia a una agencia de publicidad ni haciendo pantomimas en los medios de comunicación.Se construye viviendo una biografía común con todos, especialmente con los que sufren, compartiendo una tasa de te en sus casas en un día de lluvia, acompañándonos, recíprocamente, en los momentos de alegría y de dolor. Estando presentes a veces en las celebraciones, otras veces en los momentos de dolor.Hay cosas, queridas amigas y amigos, que no se pueden comprar, por una razón muy sencilla: no se venden en el mercado.Una de ellas es el afecto de los pobres, que están dotados de una nítida intuición para separar la paja del trigo y distinguir a quienes los respetan y quieren de quienes pretenden usarlos para caprichos u objetivos personales transitorios.Nosotros construimos la UDI con la acción mancomunada de una generación de profesionales que postergó sus legítimas aspiraciones personales para consagrarse al servicio público y dirigentes populares de verdad, líderes indiscutidos en los lugares más emblemáticos de nuestro país.La UDI se construyó y creció con Rubén Carvacho en el Campamento Silva Henriquez de La Pintana, con René López en San Bernardo, Con Beatriz Lagos en Estación Central, con Carmen Canéo en la Población Santa Julia, con María Morales en Cerrillos, con Bernardo Norambuena en Pudahuel, con Amanda Soto en Renca, con Oscar Plaza en Puente Alto, con Luis Cortés en La Legua, con Juanita Flores en La Granja, con Alfredo Galdames y por otros que ya partieron pero que viven en nuestros corazones como Sonia Prieto en San Bernardo, Eduardo Rosales en la Pincoya, María Valdivia en Conchalí y Simón Yévenes, símbolo de todos nuestros valores y uno de nuestros mártires, que entregó su vida por los ideales que guiaron su existencia.En la unidad, amistad y solidaridad entre todos sus miembros radica la fortaleza de la UDI, que nos ha permitido superar las más grandes adversidades. Y en los sectores populares, es donde tenemos el respaldo más leal y fervoroso para el proyecto de futuro que queremos para Chile. Ese arraigo popular, de la UDI y de Joaquín Lavín, nos permite afirmar que está en nosotros la capacidad para darle a Chile un nuevo gobierno.Estimadas amigas y amigos:Hace muchos años, cuando entramos a la universidad, tuve el privilegio de conocer a Jaime Guzmán. Desde aquella época, compartí con el no sólo sus ideales, sino también cultivé su amistad y aprecié como testigo privilegiado su profundo amor a Dios y a nuestra Patria.El ya no nos acompaña en esta Tierra, su ejemplo de fuerza interior nos ha acompañado siempre. Vaya mi recuerdo y gratitud para Jaime y para tantas personas a las que hemos sentido especialmente cerca en los momentos más difíciles.En las personas de Pablo Longueira y Joaquín Lavín quiero simbolizar el agradecimiento a tantos amigos y dirigentes y militantes de la UDI que a través de todo Chile, nos alentaron y nos dieron fuerza para seguir adelante.Pablo Longueira, con la fuerza espiritual y el liderazgo que lo caracteriza, defendió en forma valiente y enérgica al Partido que el dirigía y a las personas que fuimos víctimas de tan arteros ataques.Llevaste, Pablo, el testimonio de la verdad sin claudicar jamás y enfrentando toda clase de ataques, y eso compromete para siempre mi reconocimiento personal y el de toda mi familia.Del mismo modo quiero agradecer a Joaquín Lavín, quien nos apoyó por encima de cualquier cálculo pequeño. Pusiste, Joaquín, frente a todas las cámaras y la prensa, de cara al país, las manos al fuego por tus amigos. El tiempo y la verdad te dieron la razón.Quiero agradecer en forma muy especial a quienes convocaron a esta comida y a quienes, en los momentos en que se me negaba justicia, publicaron una inserción en la prensa respaldando mi clamor. Todos ellos y todos ustedes representan a quienes, por encima de diferencias políticas, ajenos a cualquier cálculo mezquino, hacen valer las normas de la lealtad, de la decencia, del respeto al nombre de las personas y dan fe, que también en política, se puede actuar con grandeza. Gracias, por dignificar nuestra democracia.Gracias a los periodistas que informaron leal y verazmente, gracias a los que descubrieron la verdad y gracias, muy especialmente, a mis amigos periodistas que me expresaron su afecto y comprensión personal y que, al igual que todos los que me conocen, no dudaron jamás de mi rectitud.Gracias a los que rezaron, a los que sufrieron con nosotros, a los que nos acompañaron, a la gente sencilla, a quienes al pasar nos decían una palabra de apoyo y nos instaban a seguir adelante.Quiero transmitirles a todos ustedes la gratitud de mi familia. Cuando escribía estas líneas y conversaba con la Angelita y los niños, se nos vino a la memoria una frase de nuestra hija María del Sol, cuando despidió a nuestro hijo Sebastián, y dijo que se había ido el niño del millón de amigos. Desde es momento hemos apreciado mucho más el valor de la amistad, los amigos de Sebastián nos han acompañado durante estos seis años. Ustedes, mis amigos, nos han acompañado siempre, especialmente en estos años tan difíciles. Desde el fondo del corazón, de parte mía y de mi familia, les doy las gracias.Amigas y amigos:Al concluir estas palabras, quiero que me sea permitido formular una reflexión y rendir un homenaje.Quiero transmitir la convicción más profunda de que Chile tiene la oportunidad, en los tiempos que vienen, de hacer un giro significativo para mejorar las condiciones de vida de los millones de chilenos que aún sufren el drama de la pobreza.Nuestro desafío es llegar al gobierno para concentrarnos en aliviar la vida de tantas personas que sufren, muchos de ellos desesperados y desesperanzados por tantos años de padecimientos y carencias.Resolver los problemas reales de las personas es mucho más que una frase: Es un deber ético al que hoy convocamos a todos, sin que nadie pueda sentirse eximido de esta tarea, tal vez la más relevante del siglo que iniciamos.Muchas personas, frente a las bajezas que algunas veces debemos soportar, ante a la incomprensión de nuestra tarea, o agobiados por las dificultades que presenta la política, pueden sentir la tentación de bajar la guardia. Como ha ocurrido en otros países, mucha gente decente y capaz, podrían optar por alejarse del servicio público.Yo les pido que no lo hagan. A pesar de los sufrimientos e incomprensiones, a pesar de las adversidades y dificultades, tenemos la obligación moral de dar lo máximo de nosotros por nuestro país y por los más necesitados. A millones de chilenos les podemos cambiar la vida y la posibilidad está ahí, al alcance de la mano. Depende sólo de nuestro esfuerzo.Y finalmente, no podría terminar estas palabras sin rendir un homenaje a mi familia.A mi madre, que partió hace sólo unos días, y que durante casi dos años soportó con dignidad y en silencio, las acusaciones horribles e injustas que me hicieron.A mis hijos que me acompañaron siempre. Ellos, sin haber optado por la vida pública, han conocido en carne propia el lado oscuro de la política.A mi familia, en el sentido amplio, que incluye no sólo a quienes nos unen lazos de parentesco, sino que también se han incorporado a ella acompañándonos con su trabajo y dedicación que tuvieron la valentía para enfrentar la vida diaria, con la frente en alto, convencidos de mi inocencia y dispuestos a defenderla.A todos ellos les rindo un homenaje.Lo que nos mantuvo en pié es la fuerza de la fe, la fortaleza del amor y el convencimiento que todo el sufrimiento que hemos padecido no ha sido en vano.Hemos triunfado para cumplir una misión: Seguir sirviendo a los más pobres y luchar para que nunca más en Chile una familia sufra lo que nosotros hemos sufrido.Estos dos conceptos, familia y servir a los demás, son conceptos centrales en la vida de una sociedad.Es en el servicio a los demás donde el espíritu encuentra la mayor recompensa a nuestros desvelos y trabajo y es la familia el refugio donde encontramos consuelo en los momentos difíciles y fuerza para vivir la vida en plenitud.Al evocar estos conceptos no puedo sino pensar en mi esposa.Te admiro Angelita, porque eres el pilar de nuestra familia y porque jamás, ni en los momentos más duros de nuestra vida, dejaste de servir a los demás. Siempre has tenido tiempo para tu voluntariado en la Fundación La Vaca, para acompañar a los enfermos, para preocuparte de todos nosotros. Y lo más notable es que lo haces todo con una sonrisa, con alegría, recordándonos que la vida es bella, que vale la pena vivirla con intensidad y que, con la ayuda de Dios, podemos entender lo inexplicable y alcanzar lo que parece imposible.Angelita: Me siento orgulloso de ti y te quiero mucho.Un abrazo inmenso para cada uno de ustedes y para todos los que nos acompañan desde lejos.Muchas gracias
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