martes, noviembre 07, 2006

EX DICTADOR SONRIE

Saddam Hussein regresa a la Corte tras ser condenado a muerte
Noviembre 07, 2006BAGDAD, Iraq AFPEl ex dictador iraquí Saddam Hussein volvió a ocupar el banquillo de los acusados este martes en el marco de un juicio por genocidio contra los kurdos que habitan el norte del país, dos días después de ser condenado a muerte en otro proceso por la matanza de 148 chiitas. Saddam entró al tribunal de Bagdad, donde se levantó el toque de queda, con una sonrisa en la cara, vestido con su habitual traje oscuro. Durante la audiencia, rechazó el testimonio de uno de los presuntos sobrevivientes kurdos de la denominada "campaña de Anfal" que tuvo lugar en Kurdistán en 1987 y 1988. "¿Quién puede verificar esos hechos, quién puede sostenerlos? Nadie", dijo el ex presidente iraquí tras escuchar el relato de un testigo que denunció ejecuciones sumarias de familiares y vecinos en su poblado en esa fecha. Los abogados de Saddam, que boicotean el juicio, no estaban presentes para protestar la supuesta intervención del gobierno iraquí en la designación del juez Mohamed al Oreibi al Jalifa. La defensa está por ende a cargo de abogados de oficio, que Saddam y los demás inculpados recusan. El domingo, el ex presidente iraquí de 69 años, derrocado hace más de tres años por Estados Unidos, fue sentenciado a morir en la horca por cometer crímenes contra la humanidad al ordenar la ejecución de 148 habitantes chiitas del poblado de Dujail (norte de Bagdad) en 1982, en represalia por un atentado fallido en su contra. Su hermanastro y ex jefe de los servicios de inteligencia, Barzan al Tikriti, también fue condenado a muerte, así como Awad Ahmed al Bandar, presidente del tribunal revolucionario que ordenó la matanza de los chiitas. El ex vicepresidente iraquí Taha Yassin Ramadan fue condenado a cadena perpetua, mientras tres miembros locales del partido Baas fueron sentenciados a 15 años de prisión y uno de ellos fue absuelto. Saddam Hussein regresó este martes a la corte para escuchar nuevos testimonios sobre cómo él y otros seis integrantes de su régimen supuestamente masacraron a decenas de miles de kurdos en la campaña de Anfal, en el norte de Iraq. Uno de los otros seis acusados es su primo Hassan al Majid, conocido como "Alí el químico". Saddam Hussein, único acusado en ambos juicios, puede recibir una segunda condena a muerte en el marco de este proceso. Los fiscales dicen que unos 180.000 civiles kurdos murieron en la masacre de Anfal. Saddam y los demás acusados insisten en que fue una operación contrainsurgente legítima contra guerrillas separatistas. La audiencia anterior tuvo lugar el 31 de octubre y el juez al Jalifa aplazó el caso hasta el 7 de noviembre, dos días después del veredicto de Saddam por el juicio de la matanza de Dujail. Decenas de testigos kurdos han ofrecido en varias audiencias desgarradores testimonios de cómo las fuerzas de Saddam arrasaron sus poblados en 1988, mataron a miles con bombas de gases químicos y destrozaron sus hogares. El primer testigo de la audiencia del martes, Qahar Jalil Mohamed, contó que el 25 de agosto de 1988 los habitantes de su poblado en Kurdistán (norte) entraron en pánico al enterarse de que el Ejército iraquí los atacaría, e intentaron huir. "La gente intentaba escaparse pero no podía. Los militares llegaron al pueblo, algunos de nosotros decíamos que debíamos rendirnos, otros querían suicidarse", relató. "Enviamos a ancianos a hablar con el Ejército para conocer sus intenciones, y un oficial juró sobre el Corán y en nombre de Saddam Hussein y del partido (Baas) que no nos ocurriría nada malo, entonces decidimos entregarnos", añadió. Pero los militares iraquíes "nos llevaron fuera del pueblo y separaron hombres, mujeres y niños", acotó. "El ejército reunió a 37 hombres, incluyéndome a mí, y comenzó a dispararnos. Los militares recargaron sus Kalashnikov y volvieron a tirar", añadió. "En total, murieron 33 personas, yo perdí a mi padre y a mis dos hermanos. Recibí un balazo en la espalda y otro en la frente", dijo el testigo, que se quitó el turbante para mostrar la cicatriz sobre sus ojos y levantó su túnica para mostrar las marcas en la espalda. "Quiero que todos vean mis heridas", dijo. Un total de 18 miembros de su familia murieron en la masacre de Anfal, precisó. El testigo dijo que encontró a un sobrino aún con vida y partieron juntos, pero luego fueron capturados por las tropas de Saddam y conducidos a un campo de detención llamado Baherka, donde vio cómo un médico introducía un destornillador en la herida de un detenido. Pasó tres años en el campo de prisioneros, donde al menos 10.000 hombres, mujeres y niños permanecieron detenidos antes de ser liberados en una amnistía. En la última audiencia, otro sobreviviente ubicado detrás de una cortina para ocultar su identidad había relatado cómo las tropas iraquíes arrastraron a prisioneros a un pozo cavado en las arenas del desierto y les dispararon bajo las luces de una máquina excavadora.
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