jueves, mayo 04, 2006

LOS TRES MOSQUETEROS

La cumbre de Iguazú
LLUÍS FOIX - 04/05/2006 - 20.51 horas La Vanguardia de Barcelona
Los presidentes de Brasil, Argentina, Venezuela y Bolivia se han reunido en los bellos parajes de Iguazú, cataratas espectaculares en el vértice de Paraguay, Brasil y Argentina. Cuatro países importantes en reservas energéticas con gobiernos de izquierda. El orden del día de la reunión es la decisión del presidente Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos de su país abriendo un periodo de negociaciones con las empresas instaladas en Bolivia para que abandonen sus intereses o que negocien en nuevas condiciones que no se conocen todavía. Javier Solana advirtió el mismo día de la decisión de Morales de que romper los contratos unilateralmente hace saltar por los aires el orden jurídico internacional. Las empresas europeas y norteamericanas que han obtenido muchos beneficios pero que han invertido mucho capital no las tienen todas consigo al conocer las palabras de Morales sobre el “control absoluto” de todos los recursos naturales bolivianos. En Iguazú se ha establecido un frente entre Morales y Chávez y Lula y Kirchner. Son cuatro presidentes de izquierda pero no todos son igualmente conscientes de las negativas consecuencias que pueden tener para sus respectivas sociedades medidas que rompen unilateralmente las reglas de juego internacional. Los sistemas capitalistas occidentales tienen muchas carencias y están cosidos de injusticias. Pero son los que más riqueza crean y los que prosperan a ritmo continuado. Bolivia es el país más pobre de América, más o menos a la altura de Haití. Venezuela navega sobre millones de dólares de los recursos energéticos que genera pero el nivel de vida de los venezolanos no ha mejorado proporcionalmente, a pesar de la demagogia del presidente Chávez. Los gobiernos representan a Estados que se rigen por sistemas jurídicos aceptados por la comunidad internacional. Hugo Chávez canceló todos los contratos con compañías extranjeras hace un mes. Exigió que el gobierno tuviera la mayoría en todas las compañías y controlada directamente los pozos de extracción de petróleo. Algunas empresas no aceptaron las condiciones y se fueron. A las que admitieron los términos les privó de todos sus derechos al cabo de unos días. Se empieza a ver el resultado de estas decisiones. En Venezuela se detecta ya una reducción de la producción. Y en Bolivia va a pasar lo mismo dentro de poco. Brasil y Argentina no comparten las decisiones populistas de Chávez y Morales aunque ideológicamente lo podrían hacer. Kirchner y Lula han entendido que la interdependencia económica es tan sólida en el mundo globalizado que ya no es posible vivir aisladamente. Ni por países ni por regiones. Argentina lleva cuatro años creciendo. Desde que el presidente Kirchner canceló todas sus deudas con las instituciones internacionales reactivando sus contratos previamente denunciados unilateralmente. El presidente Lula ha tomado decisiones en la misma dirección. Y el país ha salido de sus endémicas dificultades estructurales. El futuro de un país no se mide solamente por la cantidad de sus ingresos sino por las inversiones que general, ya sean con capital propio o con capital importado. La situación en América Latina se puede medir hoy por sus políticas económicas pero, sobre todo, por sus estrategias políticas a medio y a largo plazo. Incluso si la compañía Petrobrás de Brasil o Repsol YPF de España se quedan en Bolivia con las condiciones impuestas por Morales, entre ellas un impuesto del 82 por ciento sobre todo el gas natural extraído de sus dos zonas petrolíferas más importantes, la inversión no va a llegar. Las compañías occidentales que operan en todo el continente han aprendido una lección. No tanto para que pidan los avales necesarios para evitar situaciones como las que viven ahora sino para ser más generosos con los países que les suministran los recursos energéticos. La generosidad de Chávez para repartir dólares y extender la revolución bolivariana por toda la zona no crearán más riqueza. Si nos guiamos por la historia del último medio siglo esta distribución de recursos para fines políticos han acabado fomentando la corrupción y han empobrecido los sectores económicos. Las compañías europeas o norteamericanos pueden perder mucho. Pero quien perderá más serán los venezolanos y bolivianos si se entregan al discurso populista de sus líderes. Los argentinos y brasileños son más cautos porque sus gobiernos de izquierda son más realistas y han aprendido las lecciones del pasado. El espíritu de Juan Domingo Perón flota todavía en todo el continente sudamericano. El justicialismo peronista orientó la política de los argentinos y de otros países. No ganaron la batalla sino que la perdieron. http://foixblog.blogspot.com
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