martes, mayo 31, 2005

FE, VERDAD, TOLERANCIA

Joseph Ratzinger
Fe, verdad y tolerancia
Salamanca: Ediciones Sígueme
«VERDAD E IMAGEN», nº 163ISBN 84-301-1519-6 - 240 págs.


En un mundo que se va haciendo cada vez más pequeño, el problema sobre el encuentro entre las religiones y las culturas ha llegado a ser una cuestión apremiante. Las distintas religiones tienen ante sí el doble reto de vivir concordemente y contribuir a la educación del género humano para alcanzar la paz. La fe cristiana se ve afectada especialmente por esa problemática, porque desde su origen y por su misma esencia pretende dar a conocer y proclamar universalmente al único Dios verdadero y al único Salvador de toda la humanidad. ¿Podrá seguir manteniéndose hoy en día esa pretensión absoluta? ¿Cómo se compaginará con la búsqueda de la paz entre las religiones y entre las culturas? En el fondo, el verdadero problema consiste en la cuestión acerca de la verdad. ¿Puede conocerse la verdad? ¿O es sencillamente improcedente plantearse la cuestión acerca de la verdad en el ámbito de la religión y de la fe? Para responder a todas estas cuestiones es preciso saber primeramente qué se entiende por cultura y qué son las religiones; sólo así será posible abordar el misterio del hombre y su real capacidad para alcanzar la verdad.

lunes, mayo 30, 2005

Xul Solar es un nombre

Xul Solar es un nombre que habla de un poder: el poder creador.

Un nombre aún no suficientemente reconocido. Xul perteneció a la estirpe más extraña y restringida de los creadores: la del artista visionario. Para Xul, el universo, lo real, no es la sucesión de los hechos, el abanico desplegado de los seres y de las formas. En su nervadura más sutil, lo real es torrente constante de visiones. Lo real es la suma de los veloces aleteos del colibrí. Sólo aquellos movimientos de las alas de la ligera ave danzarina son lo real. Ese movimiento sólo puede ser recuperado, conservado, a través de una visión. Xul vio los aleteos del colibrí invisible. ¿Acaso desde allí proceden las visiones que pueblan su obra? Xul nació en la provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1887. Abandonó el mundo humano en 1963.

http://www.xulsolar.org.ar/
http://www.temakel.com/xulart.htmhttp://web.archive.org/web/20040626092250/www.2cyberwhelm.org/diversity/express/htm/Borges.htm

JOSE SANTOS GUERRA

Un pintor chileno de talento original.

Permanentemente en su taller de la calle Loreley 261, La Reina, espera la visita de todo aquel que desee conocer su obra y para mayor seguridad puede concertar su visita al 09 556 2672.

La obra de Santos Guerra forma parte de las principales colecciones nacionales y de algunas extranjeras. Mas adelante escanearemos algunos cuadros para este sitio.

La sensatez de la historia

Si se dan determinadas condiciones en las estructuras políticas, económicas, científicas y tecnológicas, estas impulsan la constitución de alianzas renovadas. Hoy existen millones de sitios web en la red, el libre acceso a ellos aumentan. Son nuevas condiciones de información y conocimiento.

Los mitos fundacionales del Estado de Israel (Introducción)

Roger Garaudy (*)

«Allí donde la libertad eche raíces, estará mi tierra.»
-Benjamin Franklin-

Este libro es la historia de una herejía.

Esta consiste, en base a una lectura literal y selectiva de la palabra revelada, en hacer de la religión el instrumento sacralizado de una determinada política. Es una enfermedad mortal de este fin de siglo que ya he definido como Integrismos. He intentado combatirlos en los libros citados antes de esta introducción. En ellos dije cosas que no gustaron como: «El islamismo es una enfermedad del Islam» (Grandeur et décadences de l'lslam) o «El Cristo de Pablo no es Jesús» (Vers une guerre de religion).

Los combato hoy entre los judíos con este libro, con el riesgo de atraerme las iras de los israelí-sionistas a quienes tampoco les agradó que el Rabino Hirsh les recordara que «El sionismo quiere definir al pueblo judío como una entidad nacional Esto es una herejía».

¿Qué es el sionismo que denuncio en mi libro (y no a la fe judía)?

Se define frecuentemente por sí mismo:

1· Es una doctrina política (Desde 1896, sionismo se refiere al movimiento político fundado por Théodore Herzl).

2· Es una doctrina nacionalista que no ha nacido del judaísmo sino del nacionalismo europeo del siglo XIX. El fundador del sionismo político, Herzl, no apelaba a la religión: «No obedezco a un impulso religioso, Soy un agnóstico».

Lo que le interesa, no es particularmente la tierra santa; acepta de buen grado, para sus objetivos nacionalistas, Uganda o Libia, Chipre o Argentina, Mozambique o el Congo. Pero ante la oposición de sus amigos de fe judía, toma conciencia de la importancia de la «poderosa leyenda» como él dice que «constituye una llamada de reunión de una irresistible fuerza».

Es un eslógan movilizador que este eminente político realista no podía ignorar. De esta manera proclama, transformando la poderosa leyenda del retorno en realidad histórica: «Palestina es nuestra inolvidable patria histórica; este solo nombre sería un grito de reunión poderoso para nuestro pueblo. La cuestión judía no es para mí ni una cuestión social, ni una cuestión religiosa , es una cuestión nacional».

3· Es una doctrina colonial. A este respecto el lúcido Théodore Herzl no oculta sus objetivos: como primera etapa, realizar una Compañía a la carta, bajo la protección de Inglaterra o de cualquier otra potencia, a la espera de hacer el Estado judío.

Por ello se dirige a quien se había revelado como el maestro en este tipo de operaciones: el traficante colonial Cecil Rhodes, que, de su Compañía a la carta, supo hacer una Africa del Sur, dando a una de las tierras integrantes su propio nombre: Rhodesia. Herzl le escribió, el 11 de enero de 1902: «Le ruego que me envíe un texto en el que diga que ha examinado mi plan y que lo aprueba. Si se pregunta por qué me dirijo a Vd., Sr. Rhodes, le diré que es porque mi programa es un plan colonial». Doctrina política, nacionalista y colonial, tales son las tres características que definen al sionismo político tal y como triunfó en el Congreso de Basilea, en agosto de 1897. Théodore Herzl, su genial fundador, pudo decir, con justa razón al término de este Congreso: «He fundado el Estado judío».

Medio siglo más tarde es en efecto esta política la que aplicarán escrupulosamente sus discípulos al crear, según sus métodos y siguiendo su línea política, el Estado de Israel (inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial). Pero esta empresa política, nacionalista y colonial, no tenía nada de la proyección de la fe y la espiritualidad judías. Al tiempo del Congreso de Basilea que no pudo celebrarse en Munich (como lo había previsto Herzl) por la oposición de la comunidad judía alemana, se celebraba en América la Conferencia de Montreal (1897) donde, a propuesta del Rabino Isaac Meyer Wise, la personalidad judía más representativa de la América de entonces, se votó una moción que se oponía radicalmente a dos lecturas de la Biblia, la lectura política y tribal del sionismo y la lectura espiritual y universalista de los Profetas. «Desaprobamos completamente cualquier iniciativa tendente a la creación de un Estado judío.

Tentativas de este género ponen en evidencia una concepción errónea de la misión de Israel que los Profetas judíos fueron los primeros en proclamar Afirmamos que el objetivo del judaísmo no es ni político, ni nacional, sino espiritual Apunta hacia una época mesiánica en la que todos los hombres reconocerán pertenecer a una sola gran comunidad para el establecimiento del Reino de Dios sobre la tierra».

Esta fue la primera reacción de las organizaciones judías desde La Asociación de los rabinos de Alemania, hasta la Alianza Israelita Universal de Francia, la Israelitische Allianz de Austria, al igual que las Asociaciones judías de Londres.

Esta oposición al sionismo político, inspirado por el vínculo a la espiritualidad de la fe judía, no ha cesado de expresarse. A continuación de la Segunda Guerra Mundial, se aprovechó en la ONU, la rivalidad entre las naciones, y sobre todo el apoyo incondicional de los Estados Unidos, para que el sionismo israelí se impusiera como fuerza dominante y, gracias a sus lobbies, invirtió la tendencia e hizo triunfar la política israelí-sionista de poder, contra la admirable tradición profética. Sin embargo no logró acallar la crítica de los grandes místicos. Martin Buber, una de las más grandes voces judías de este siglo, no cesó, hasta su muerte en Israel, de denunciar la degeneración e incluso la conversión del sionismo religioso en sionismo político.

Martin Buber declaraba en Nueva York: «El sentimiento que me embargaba, hace sesenta años, cuando entré en el movimiento sionista, es esencialmente el que siento hoy Esperaba que este nacionalismo no siguiera el camino de otros que comienzan por una gran esperanza y se degradan posteriormente hasta convertirse en un egoismo sagrado, que osan incluso, como el de Mussolini, proclamarse como sacro egoísmo, como si el egoísmo colectivo pudiera ser más sagrado que el egoísmo individual. Cuando regresamos a Palestina, la cuestión era:¿Quiere Vd. venir aquí como un amigo, un hermano, un miembro de la comunidad de pueblos de Oriente Próximo, o como el representante del colonialismo y del imperialismo? La contradicción entre el fin y los medios a alcanzar ha dividido a los sionistas: unos querían recibir de las Grandes Potencias privilegios políticos particulares, otros, sobre todo los jóvenes querían solamente que se les permitiera trabajar en Palestina con sus vecinos,para Palestina y para el porvenir.

»No siempre fueron perfectas nuestras relaciones con los árabes, pero existía, en términos generales, una buena vecindad entre el pueblo judío y el pueblo árabe. Esta fase orgánica del establecimiento en Palestina perduró hasta la época de Hitler. »Fue Hitler quien empujó a las masas de judíos a venir a Palestina. De esta forma, a un desarrollo orgánico selectivo se sucedió una inmigración de masas con la necesidad de encontrar una fuerza política para su seguridad La mayoría de los judíos prefirió aprender de Hitler que de nosotros Hitler ha enseñado que la historia no sigue el camino del espíritu, sino el del poder, y que cuando un pueblo es lo suficientemente fuerte, puede matar con impunidad Esta es la situación que nosotros teníamos que combatir En el Ihud propusimos que judíos y árabes no se contentaran con coexistir sino en cooperar Ello haría posible un desarrollo económico de Oriente Próximo, gracias al cual Oriente Medio podría aportar una gran y esencial contribución al futuro de la humanidad.»

Dirigiéndose al XII Congreso Sionista celebrado en Karlsbad, el 5 de septiembre de 1921, decía: «Nosotros hablamos del espíritu de Israel y creemos que no es parecido al de las demás naciones Pero si el espíritu de Israel no es más que la síntesis de nuestra identidad nacional, nada más que una bella justificación de nuestro egoísmo colectivo transformado en idolo, nosotros, que hemos rehusado aceptar cualquier otro príncipe que no sea el Señor del Universo, entonces somos como el resto de las naciones y bebemos con ellos en la copa que les embriaga. La nación no es el valor supremo Los judíos son más que una nación: son los miembros de una comunidad de fe. La religión judía ha sido desarraigada, y ésta es la esencia de la enfermedad cuyo síntoma fue el nacimiento del nacionalismo judío a mediados del siglo XIX. Esta forma nueva del deseo de la tierra es el trasfondo que marca lo que el judaísmo nacional moderno ha tomado en préstamo del nacionalismo moderno de Occidente ¿Qué tiene que ver en todo esto la idea de la elección de Israel? La elección no designa un sentimiento de superioridad sino un sentido de destino. Este sentimiento no nace de una comparación con los demás, sino de una vocación y de una responsabilidad de cumplir la tarea que los Profetas no han cesado de recordarnos: si os vanagloriáis de ser los escogidos en lugar de vivir en la obediencia a Dios, cometeis una felonía».

Evocando esta crisis nacionalista del sionismo político que es una perversión de la espiritualidad del judaísmo, concluía: «Esperamos salvar al nacionalismo judío del error de hacer de un pueblo un ídolo. Si no lo logramos habremos fracasado».

El profesor Judas Magner, Presidente de la Universidad Hebraica de Jerusalén desde 1926, consideraba que el Programa de Biltmore de 1942, que exigía la creación de un Estado Judío en Palestina conduciría a la guerra contra los árabes. Al pronunciar, en la reapertura de 1946, el discurso inaugural de esta Universidad Hebraica de Jerusalén que presidía desde hacía veinte años, decía: «La nueva voz judía habla por la boca de los fusiles Así es la nueva Tora de la tierra de Israel. El mundo ha sido encadenado a la locura de la fuerza física. El cielo nos proteja de encadenar ahora al judaísmo y al pueblo de Israel a esta locura. Es un judaísmo pagano el que ha conquistado una gran parte de la poderosa Diáspora. Nosotros habíamos pensado, en los tiempos del sionismo romántico, que Sión debía ser redimido por la rectitud. Todos los judíos de América llevan consigo la responsabilidad de esta falta, de esta mutación incluso aquellos que no están de acuerdo con las artimañas de la dirección pagana, pero que permanecen sentados, con los brazos cruzados. La anestesia del sentido moral conduce a su atrofia».

En América, desde la Declaración de Biltmore, los dirigentes sionistas tendrán en lo sucesivo a Estados Unidos como su más poderoso protector. La Organización sionista mundial barrió la oposición de los judíos fieles a las tradiciones espirituales de los Profetas de Israel, y exigió la creación, no ya de un hogar nacional judío en Palestina, según los términos de la Declaración Balfour de la guerra precedente, sino la creación de un Estado judío de Palestina.

En 1938 Albert Einstein condenó esta orientación: «Sería más razonable alcanzar un acuerdo con los árabes sobre la base de una vida común pacífica que crear un Estado judío La conciencia que tengo de la naturaleza esencial del judaísmo tropieza con la idea de un Estado judío dotado de fronteras, con un ejército, y con un proyecto de poder temporal, por modesto que sea. Temo los perjuicios internos que el judaísmo sufrirá en razón del desarrollo en nuestras filas, de un nacionalismo estrecho Nosotros no somos ya los judíos de la época de los Macabeos. Volver a ser una nación, en el sentido político del término, equivaldría a apartarse de la espiritualidad de nuestra comunidad que hemos recibido del genio de nuestros Profetas».

En cada violación del Derecho Internacional por Israel, no han dejado de oirse las protestas. Citaremos dos ejemplos en donde se dijo en voz alta lo que millones de judíos piensan (aunque sin poder decirlo públicamente por estar bajo la inquisición intelectual de los lobbies israelí-sionistas). En 1960, durante el juicio de Eichmann en Jerusalén el American Council for Judaism declaraba: «El Consejo estadounidense del Judaísmo dirigió ayer lunes una carta a M. Christian Herter para denegar al Gobierno de Israel el derecho de hablar en nombre de todos los judíos. El Consejo declara que el Judaísmo es una cuestión de religión y no de nacionalidad».

El 8 de junio de 19S2, el Profesor Benjamín Cohen, de la Universidad de TelAviv, durante la sangrienta invasión de los Israelíes al Líbano, escribió a P. Vidal-Naquet: «Le escribo escuchando el transistor de radio que acaba de anunciar que nosotros estamos a punto de alcanzar nuestro objetivo en el Líbano: asegurar la paz a los habitantes de Galilea. Estas mentiras dignas de Goebbels me vuelven loco. Está claro que esta guerra salvaje, más bárbara que todas las precedentes, no tiene nada que ver, ni con el atentado de Londres, ni con la seguridad en Galilea A quellos judíos, hijos de Abraham. Aquellos judíos víctimas de tantas atrocidades, ¿han podido volverse crueles hasta tal extremo? El mayor éxito del sionismo es, así pues, éste: la desjudeización de los judíos. Haced, queridos amigos, todo lo que esté en vuestras manos para que los Beghin y los Sharon no logren su doble objetivo: la liquidación final (expresión de moda aquí estos días) de los Palestinos como pueblo y de los israelíes como seres humanos».

Esto es lo que está en juego en la lucha entre la fe profética judía y el nacionalismo sionista, fundado, como todo nacionalismo, en el rechazo del otro y la sacralización del yo.

Todo nacionalismo tiene necesidad de sacralizar sus pretensiones, tras la dispersión de la cristiandad, los Estados-nación han tenido la pretensión de recoger el legado de lo sagrado y de haber recibido la investidura de Dios: Francia, es la Hija mayor de la Iglesia, por medio de la cual se cumple la acción de Dios (Gesta Dei per Francos). Alemania está por encima de todos porque Dios está con ella (Gott mit uns). Eva Perón proclamaba que la Misión de Argentina es la de anunciar a Dios al mundo, y en 1972, el Primer Ministro de Africa del Sur, Vorster, célebre por el racismo salvaje del apartheid, vaticina a su vez: «no debemos olvidar que somos el pueblo de Dios, investido de una misión». El nacionalismo sionista comparte esta embriaguez de todos los nacionalismos. Incluso los más preclaros se dejan tentar por esta borrachera.

Hasta un hombre como el Profesor André Neher, en su magnífico libro L 'Essence du prophétisme tras haber evocado el sentido universal de la Alianza: alianza de Dios con el hombre, llega a escribir que Israel es «el signo, por excelencia, de la historia divina en el mundo. Israel es el eje del mundo y en él está el nervio, el centro, el corazón».

Tales frases evocan desagradablemente el mito ario en cuya ideología se basó el pangermanismo y el hitlerismo. En esta vía se está en las antípodas de las enseñanzas de los Profetas y del admirable Je et Tu de Martin Buber. El exclusivismo no permite el diálogo: no se puede dialogar ni con Hitler, ni con Beguín, puesto que su superioridad racial y su alianza exclusiva con lo divino no les permite en absoluto escuchar al prójimo.

Tenemos conciencia de que en nuestra época no existe más alternativa que el diálogo o la guerra, y que el diálogo exige, como no nos cansaremos de repetir, que cada cual sea consciente de lo que le falta a su propia fe, y que tiene necesidad de los demás para cubrir ese vacío. Nuestro libro se sitúa en la prolongación de los esfuerzos de aquellos judíos que han intentado defender un judaísmo profético contra un sionismo tribal. Lo que alimenta el antisemitismo, no es la crítica de la política de agresión, es el mantenimiento incondicional de esta política que no proviene de las grandes tradiciones del judaísmo, que podían justificarse por una interpretación literal, es la política que eleva por encima de cualquier ley internacional la sacralización de los mitos de ayer y hoy.




Fuentes

Kimhe John, Palestine et Israël. Ed. Albin Michel. 1973
Encyclopaedia of zionism and Israel. Herzl Press. Nueva York (EEUU)
Isaac Shamir, Looking back, looking ahead
. Herzl: Diaries. Ed. Victor Gollanz. 1958.
Herzl, L'Etat juif
Conferencia Central de Rabinos estadounidenses. Yearbook VII, 1987
Martin Buber, Israel and the World, Ed. Schocken, Nueva York, 1948.
Norman Bentwich. For Sion Sake. Biografía de Judas Magnes. Philadelphia. Jewish Publication Society of America. 1954.




(*)Título original: Roger Garaudy, Les Mythes fondateurs de la politique israélienne. 2a édicion: Samiszdat Roger Garaudy, Paris, 1996.
© Historia XXI Ap. C. 14.243 08080 - Barcelona 1ª edición: Diciembre 1997. Traducción: José Luis Jérez Riesco. ISBN: B-84-923089-0-7 Depósito legal: B.48.721-97.

GARAUDY EN CHILE

En la segunda quincena de abril visitó a Chile el pensador francés Roger Garaudy, próximo a cumplir 88 años, invitado al país trasandino por la Comunidad de Emaus, cuya sede central en Francia fuera fundada por el Abate Pierre. En el país trasandino dictó algunas conferencias en las universidades públicas y centros culturales y comunitarios. Roger Garady es filósofo, doctor en letras de la Sorbona, fue diputado por el partido comunista, estuvo preso en un campo de concentración tres años por integrar la resistencia contra el régimen colaboracionista de los nazis en Francia, posteriormente ocupó un cargo en el Comité Central del Partido Comunista francés y actualmente es director del Instituto para el Diálogo de las Civilizaciones, además de fundador del Centro Cultural de la Torre de la Calahorra, en Córdoba, donde se encuentra el único museo en España enteramente consagrado a la presencia musulmana en ese país.Fue expulsado del Partido Comunista por criticar a la Unión Soviética y hace ya aproximadamente treinta años abrazó el Islam abriendo una puerta esencial, la del universo islámico, a la crítica situación de la intelectualidad europea y occidental en general.Los temas que abordó Garaudy en su gira por Chile son los que se hayan impresos en su profusa obra en la que la que combate contra los males de nuestra época denunciando a todos aquellos que se oponen al diálogo enriquecedor y que insisten en querer imponer por la fuerza un sistema capitalista demencial e inhumano al que él define como una nueva vieja religión, la del monoteísmo del mercado. Esta nueva modalidad del viejo imperialismo se haya en el polo opuesto de las enseñanzas de los grandes profetas de la humanidad. Creo que Roger Garaudy ha dado un paso muy trascendente que ha sido saber sobreponerse a la estrechez del pensamiento ateo y agnóstico, abriéndose a la revelación infinita del Islam, destruyendo todo el esfuerzo falso y fútil del imperialismo y su propaganda que pretenden separar de forma infranqueable a la razón de la revelación y la fe. Garaudy es uno de los grandes pensadores europeos y su intelecto fuerte ha sabido trasponer muchas fronteras para saber abrazar a las expresiones más grandes de la cultura universal. Además supo entrever que las grandes revelaciones del Dios Unico y las enseñanzas de Sus Profetas deben ser muy tenidas en cuenta para conocer en toda su profundidad a la realidad y para derrotar definitivamente a la forma más colosal de tiranía desarrollada alguna vez entre los hombres a escala tan planetaria. Como bien dice este pensador, la justicia social no es un fin en sí mismo, si todos tuviesen el pan, aún quedaría el tema del sentido más profundo de la vida que no se colma sino con el conocimiento y la cercanía a Dios, el Principio y Fin de todas las cosas.Dice Garaudy en Hacia una guerra de religión el debate del siglo (págs. 16, 17): Roger Garaudy"Nuestra época no es atea. El monoteísmo del mercado engendra el culto de numerosos ídolos, como el dinero, el poder, los nacionalismos o los integrismos.La tarea más urgente para hacer frente a este monoteísmo omnipotente en la actualidad, es congregar a todos aquellos para los que la vida tiene un sentido y que son conscientes de que son personalmente responsables de descubrirlo y de ponerlo en práctica....La vida sólo puede tener sentido si el mundo es uno y no un mundo como el actual, en el que algunos son cada vez más ricos a costa de que los demás se hagan cada vez más pobres".La unidad de la que tenemos que volvernos conscientes según Garaudy no es la que quiere imponer a cualquier costo la globalización actual del dominio de los capitales, sino la que emana del Dios Unico creador de todo el universo y presente en todas las grandes tradiciones de la humanidad desde el taoísmo chino hasta el Gran Espíritu de los Indios de América, pasando por los Upanishads y las grandes religiones monoteístas como el judaísmo, el cristianismo y por último el Islam donde se la sacralidad cobra una intensidad, multidimensionalidad y equilibrio óptimos.Dice Garaudy: (ibídem, pág. 19) "no una unidad hegemónica e imperialista, una unidad de dominación, sino una unidad sinfónica, a la que cada pueblo aporte su contribución propia de trabajo, de cultura y de fe... El obstáculo principal, hoy, respecto a este objetivo, es la imposición del liberalismo económico que pretende identificarse con la libertad humana y la democracia, cuando es todo lo contrario: la libertad que tienen los más ricos y los más fuertes para devorar a los más pobres y a los más débiles".Otro gran aporte a la cultura universal de este pensador es que reta a Occidente a dejar de ocultar su tercer gran herencia y reconocerla como el mejor modo de superar, antes de que sea demasiado tarde, la crisis en que se halla inmersa y que a la que somete al resto del mundo. Así como en la Edad Media el Islam ayudó a Europa a salir del estancamiento, ésta fue muy ingrata para con la civilización islámica y el resultado es que hoy ha caído en una crisis peor y más peligrosa que la anterior. Dice Garaudy en su libro Promesas del Islam (Ed. Planeta, 1982, pág. 15) que hace trece siglos que Occidente ha negado la herencia arábigo-islámica, que hubiera podido, y todavía puede, no sólo reconciliarle con las demás sabidurías del mundo, sino ayudarle a tomar conciencia de las dimensiones divinas y humanas de las que se automutiló al desarrollar unilateralmente su voluntad de poderío sobre la naturaleza y los hombres.Porque el Islam no sólo integró, fecundó y difundió, desde el mar de China hasta el Atlántico y de Samarcanda a Tombuctú, las culturas más antiguas y más elevadas, las de China e India, de Persia y Grecia, de Alejandría y de Bizancio. Aportó a los imperios desintegrados y a las civilizaciones agonizantes el alma de una nueva vida colectiva, devolvió a los hombres a sus sociedades sus dimensiones específicamente humanas y divinas de trascendencia y de comunidad y, a partir de esta fe sencilla, fuerte, el fermento de un resurgir de las artes y las ciencias, de la sabiduría profética y de sus leyes.El primer renacimiento de Occidente se esbozó en la España musulmana, cuatro siglos antes que en Italia.Podría haber sido un renacimiento universal. Por el rechazo a la tercera herencia (sólo reconoce la greco-latina), que podía unir a Oriente y a Occidente (y darles el equilibrio que no tienen), por una secesión que, durante siglos, le privaría del aporte fecundo de todas las culturas, la aventura mortal de la hegemonía iba a conducir a Occidente, y con él al mundo que dominaba, hacia un modelo suicida de crecimiento y de civilización.Lo que ha llegado a ser el mito y el dogma del progreso, ha conducido a la más deshumanizada regresión de la historia.Hasta aquí vemos aspectos del aporte que a mi juicio constituyen lo más positivo del filósofo galo. Pero, en lo que respecta al Islam encontramos lo más valioso pero también lo más endeble de este pensador. Valioso porque invoca al Islam y lo reintroduce en el horizonte intelectual de occidente con gran valentía y honestidad, pero endeble porque no lo ha podido comprender en su profundidad espiritual y mística. Quizás porque, como me ha sugerido un académico musulmán, su mirada al Islam no pudo despojarse de una suerte de extrapolación de lo que fue el protestantismo en el seno de la cristiandad europea y Garaudy no pudo descubrir, aún, la necesaria mediación existente del Profeta, su Familia y sus auténticos seguidores, entre la revelación coránica y nuestra capacidad actual para comprenderlo y aplicarlo a nuestra realidad. El pensador francés cae en un exceso cuando pretende erigirse como un intérprete del Sagrado Corán en nuestra época sin interponer más que la lógica limitación de su conocimiento sobre la realidad del libro revelado al Profeta Muhammad (BPD).Garaudy sostiene que la enfermedad del Islam (ibídem, págs. 36, 37) "consiste en confundir la sharia, el camino eterno y universal iniciado en nombre de Dios por todos los profetas, con la legislación que se puede inspirar en ella en cada época.Esta pretensión de aplicar la sharia confundiendo la sharia divina, tal como es definida en el Corán, con el fiqh, es decir (según su interpretación), con las aplicaciones humanas que se sucedieron a lo largo de la historia —y mezclando las interpretaciones de los juristas más o menos obnubilados por las presiones del poder—, es hoy la principal enfermedad del Islam".El filósofo francés cree que: "cada uno de nosotros es personalmente responsable de contribuir a la solución de los problemas de nuestro tiempo y, por lo tanto, de llevar adelante esta búsqueda de la que lo grandes juristas del pasado nos dieron ejemplo haciendo el esfuerzo necesario (iytihad) para resolver los problemas de su tiempo". Además concluye que para aplicar la ley islámica (sharia), no nos podemos contentar con razonar por deducción sino debemos hacerlo por analogía" (pág. 43).Coincidimos con Garaudy en la importancia trascendental del iytihad para no caer en dogmatismos e inmovilismos que fosilizan a la religión convirtiéndola en un fin en sí misma, cuando no es más que el mejor medio para llegar al Fin Ultimo que es Dios mismo, al que además por ser absoluto no se termina de alcanzar nunca. El Corán mismo se opone a una interpretación literal. Esta crítica es válida para quienes insisten en mantener cerrada, sobre todo por cuestiones de tipo político, las puertas del iytihad en materia de jurisprudencia islámica, pero en el ámbito en que la puerta del esfuerzo intelectual por interpretar y deducir las leyes nuevas para las situaciones nuevas o cambiantes de nuestra época está abierta, la cosa es diferente y es necesario tener más cuidado en la objeción y distinguir con precisión las cosas. Diferimos porque el iytihad tiene condiciones de conocimiento que no lo habilitan a cualquier musulmán para realizar con éxito seguro este ejercicio de gran rigor intelectual y responsabilidad. Además las leyes proféticas no son cambiantes, las situaciones para su aplicación varían y puede suspenderse la aplicación de una ley en una situación especial, el discernirlo compete a los muytahidin, quienes mediante la guía de la sunna profética y los detalles que de ella dieron los Imames de la Descendencia Profética (la Paz sea con todos ellos), más la suficiente preparación del sabio que alcanza el rango del iytihad, pueden hacerlo, cuidando la integridad del mensaje islámico y la unidad de criterio de los musulmanes. Sería menester que los sabios islámicos debatan en profundidad este tema con este importante pensador que es Garaudy, sea en Francia o en las periódicas visitas que realiza a la República Islámica u otros lugares del mundo islámico y que el pensador francés y quienes siguen su pensamiento tengan esta apertura para profundizar el diálogo con los sabios musulmanes. Al diálogo entre las civilizaciones lo debe acompañar un intenso, libre y profundo diálogo de los sabios islámicos y los intelectuales musulmanes para que se beneficien todos los creyentes

CONSTITUCION EUROPEA

Toda la información en español sobre la carta magna europea, rechazada democraticamente por los franceses AYER:

http://www.constitucioneuropea.es/



PREÁMBULO

SU MAJESTAD EL REY DE LOS BELGAS, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA CHECA,
SU MAJESTAD LA REINA DE DINAMARCA, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
FEDERAL DE ALEMANIA, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE ESTONIA, EL
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA HELÉNICA, SU MAJESTAD EL REY DE ESPAÑA, EL
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA FRANCESA, LA PRESIDENTA DE IRLANDA, EL
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ITALIANA, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE
CHIPRE, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE LETONIA, EL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA DE LITUANIA, SU ALTEZA REAL EL GRAN DUQUE DE LUXEMBURGO, EL
PARLAMENTO DE LA REPÚBLICA DE HUNGRÍA, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
DE MALTA, SU MAJESTAD LA REINA DE LOS PAÍSES BAJOS, EL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA DE AUSTRIA, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE POLONIA, EL
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA PORTUGUESA, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
DE ESLOVENIA, EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ESLOVACA, EL PRESIDENTE DE
LA REPÚBLICA DE FINLANDIA, EL GOBIERNO DEL REINO DE SUECIA, SU MAJESTAD
LA REINA DEL REINO UNIDO DE GRAN BRETAÑA E IRLANDA DEL NORTE,
Constitution/es 3
INSPIRÁNDOSE en la herencia cultural, religiosa y humanista de Europa, a partir de la cual se han
desarrollado los valores universales de los derechos inviolables e inalienables de la persona
humana, la democracia, la igualdad, la libertad y el Estado de Derecho,
CONVENCIDOS de que Europa, ahora reunida tras dolorosas experiencias, se propone avanzar por
la senda de la civilización, el progreso y la prosperidad por el bien de todos sus habitantes, sin
olvidar a los más débiles y desfavorecidos; de que quiere seguir siendo un continente abierto a la
cultura, al saber y al progreso social; de que desea ahondar en el carácter democrático y
transparente de su vida pública y obrar en pro de la paz, la justicia y la solidaridad en el mundo,
CONVENCIDOS de que los pueblos de Europa, sin dejar de sentirse orgullosos de su identidad y
de su historia nacional, están decididos a superar sus antiguas divisiones y, cada vez más
estrechamente unidos, a forjar un destino común,
SEGUROS de que, "Unida en la diversidad", Europa les brinda las mejores posibilidades de
proseguir, respetando los derechos de todos y conscientes de su responsabilidad para con las
generaciones futuras y la Tierra, la gran aventura que hace de ella un espacio privilegiado para la
esperanza humana,
DECIDIDOS a continuar la obra realizada en el marco de los Tratados constitutivos de las
Comunidades Europeas y del Tratado de la Unión Europea, garantizando la continuidad del acervo
comunitario,
AGRADECIDOS a los miembros de la Convención Europea por haber elaborado el proyecto de
esta Constitución en nombre de los ciudadanos y de los Estados de Europa, ...

lunes, mayo 23, 2005

"un puente (PONTIFICE) entre oriente y occidente"

Papa: Valores cristianos son indispensables para Europa futura, Lunes 23 de Mayo de 2005,10:07, ANSA, CIUDAD DEL VATICANO.-
El Papa Benedicto XVI recordó hoy los valores de paz y de fraternidad difundidos en Europa por el cristianismo que forjaron la identidad de Bulgaria y Macedonia, recibiendo hoy en el Vaticano, en separadas audiencias al presidente de Bulgaria y al premier macedonio."Los valores de paz y fraternidad difundidos en Europa por los santos Cirilo y Metodio siguen siendo indispensables para construir comunidades solidarias, abiertas al progreso humano integral, respetuosas de la dignidad de cada ser humano y de toda la humanidad", recordó el Pontífice.El presidente búlgaro Georgi Parvanov y el premier macedonio Vlado Buckovski cuyos pueblos son de mayoría ortodoxa, vinieron para participar en las celebraciones anuales en memoria de los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de Europa central.Estos dos santos del IX siglo venerados por todos los cristianos de Europa central están enterrados en la basílica de San Clemente, cerca del Coliseo romano."Gracias a la acción evangelizadora de Cirilo y Metodio, es la Europa que se formó, esta Europa en la cual Bulgaria se siente parte importante", dijo el papa recibiendo a Parvanov.Bulgaria es "un puente entre oriente y occidente", afirmó Joseph Ratzinger, y en este sentido espero que su nación pueda construir sepa promover en Europa los valores culturales y espirituales que constituyen su identidad.Recibiendo al premier de Macedonia, Benedicto XVI afirmó "que espera sinceramente que este peregrinaje contribuirá a mantener vivos entre las naciones los altos ideales humanos y cristianos y rezo para que su país esté abierto a Europa, contribuyendo a construir el propio futuro, inspirado por la vuestra inestimable herencia religiosa y cultural".

ideologías totalitarias

Benedicto XVI condena con dureza nazismo y comunismo, Jueves 19 de Mayo de 2005, 14:58, EFE CIUDAD DEL VATICANO.-
El Papa Benedicto XVI condenó hoy con dureza el nazismo y el comunismo, afirmó que cada vez que una ideología totalitaria pisotea al hombre toda la humanidad está seriamente amenazada, y pidió que no se olviden estas formas de "inaudita violencia" para que no se repitan. El Pontífice hizo estas manifestaciones durante la proyección en el Aula Pablo VI del Vaticano de la película para televisión "Karol, un hombre elegido Papa", sobre la figura de Juan Pablo II, acto en el que recordó la Segunda Guerra mundial, a la que calificó de "suicidio de la humanidad". "El 8 de mayo de 1945 concluyó aquella descomunal tragedia que sembró en Europa y en el mundo, en medida jamás experimentada hasta entonces, destrucción y muerte. Cada vez que una ideología totalitaria pisotea al hombre, toda la humanidad está seriamente amenazada", afirmó el Obispo de Roma. Joseph Ratzinger aseguró que con el paso de los años los recuerdos no deben palidecer, "sino que deben convertirse en una severa lección para la nuestra y las futuras generaciones". "Tenemos el deber de recordar, especialmente a los jóvenes, a qué formas de inaudita violencia puede llegar al desprecio del hombre y la violación de sus derechos", afirmó el Papa. El Pontífice subrayó también que parece como un hecho de la Providencia el que a un Papa polaco (Juan Pablo II) haya sucedido un ciudadano de Alemania (él) donde el régimen nazi "se mantuvo con gran virulencia y atacó después a las naciones vecinas, entre ellas Polonia". "Estos dos papas en su juventud (Juan Pablo II y él), aunque en frentes adversos y en situaciones diferentes, conocieron la barbaridad de la Segunda Guerra Mundial y la insensata violencia de hombres contra hombres, de pueblos contra pueblos", denunció Ratzinger. El Papa aseguró que nada podrá mejorar al mundo si el mal no es vencido y que éste sólo puede ser superado con el perdón. A este respecto abogó para que "la común y sincera" condena del nazismo y del comunismo ateo sirva para que todos los hombres se comprometan a construir sobre el perdón, la reconciliación y la paz. La película "Karol, un hombre elegido Papa" trata la vida de Karol Wojtyla hasta que fue elegido Pontífice en 1978. Relata lo que sucedió en Polonia durante la ocupación nazi, la represión del pueblo polaco y el genocidio de los judíos. "Se trata de atroces crímenes que muestran todo el mal que encerraba la ideología nazi", subrayó Benedicto XVI. Agregó que ante tanto dolor y tanta violencia el joven Karol decidió cambiar su vida, respondiendo a la llamada de Dios. Joseph Ratzinger señaló que la película presenta escenas que en toda su crudeza suscitan horror y hacen reflexionar sobre "toda la perversidad que puede esconderse en el hombre". "Al mismo tiempo, la evocación de esas aberraciones hace que las personas se comprometan a esforzarse para que jamás vuelvan a repetirse casos de tanta inhumana barbarie", precisó el Papa. Antes de la proyección de la película, Benedicto XVI asistió en el Vaticano a la entrega a su hermano George de la Cruz de Honor de Austria por sus estrechas relaciones culturales y pastorales con ese país.

domingo, mayo 22, 2005

La razón y la fe, de Habermas a Ratzinger

Por Mariano Grondona
El 19 de enero de 2004 se produjo en Munich un diálogo trascendente entre Jürgen Habermas, uno de los filósofos más importantes de nuestro tiempo, y el cardenal Joseph Ratzinger, el teólogo de cabecera del papa Juan Pablo II, a quien sucedería este año con el nombre de Benedicto XVI. El diálogo puso frente a frente a Habermas como representante de la versión actualizada de los ideales originalmente no religiosos de la Ilustración y a Ratzinger en su condición de representante de la versión más reciente del pensamiento de la Iglesia. LA NACION reprodujo el texto completo del encuentro entre Habermas y Ratzinger en su edición del 14 del actual. Decimos que el diálogo fue "trascendente" porque acercó a las dos grandes tradiciones que polemizaron en la historia de Occidente desde los inicios de la Edad Moderna: la tradición científica y racionalista y la tradición judeocristiana. También le pusimos a este artículo el título de De Habermas a Ratzinger, porque en Munich Habermas habló primero y Ratzinger, después, respondiendo de este modo el teólogo a lo que había dicho el filósofo en torno del tema que los había reunido: la búsqueda de un fundamento común para la sociedad global, religiosa y no religiosa, occidental y no occidental, en que se ha convertido la humanidad. La Academia Pontificia de las Ciencias fue fundada en 1603 por el papa Clemente VII. Hoy, junto con la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales de reciente creación (ambas coordinadas por un argentino, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo), estas dos academias asesoran al Papa en cuestiones científicas y sociales. Uno de los primeros miembros de la Academia Pontificia de Ciencias fue Galileo, quien se incorporó en 1608 y fue uno de sus líderes hasta que su conflicto con la Iglesia, en 1637, sobre la posición de la Tierra respecto del Sol abrió el abismo entre la ciencia y la religión, que perduró hasta que Juan Pablo II pidió perdón por la condena de Galileo a casi cinco siglos de distancia, con lo que reconstruyó de este modo el puente entre la razón y la fe que Habermas y Ratzinger recorrieron en Munich. Habermas Habermas se preguntó si la democracia necesita un fundamento prepolítico, filosófico o religioso, que la justifique. Habermas cree que no. Su idea es que, una vez que los ciudadanos se ponen de acuerdo en respaldar una constitución que garantice sus derechos humanos y políticos, actúan como creadores de un nuevo Derecho que se basta a sí mismo. A este consenso fundamental y a la decisión de vivir de acuerdo con él Habermas les da el nombre de patriotismo constitucional. Habermas no renuncia a la tradición humanista y racional de la modernidad. Pero la novedad que expuso en Munich fue reconocerle a la tradición religiosa un papel hasta ayer ignorado, al decir que las religiones ya no deben ser pensadas como residuos irracionales de un pasado mágico, sino como la inspiración por la cual los creyentes pueden allegarse al consenso democrático con los no creyentes. Y esto es ahora posible porque Habermas, al darles a las creencias religiosas un papel que la Ilustración les negaba, reconoció que ideas fundamentales de la democracia, como la justicia y los derechos humanos, nacieron en el seno de las grandes religiones. Esta herencia, oportunamente apropiada por los no creyentes, atrae a creyentes y no creyentes por igual a la concordia democrática. La concepción de Habermas se acercó explícitamente a la de John Rawls, quien sostuvo que los ciudadanos que concurren al consenso democrático pueden poseer dos convicciones. La primera, una "visión omnicomprensiva" religiosa o filosófica de la cual deriva, entre otros, el principio democrático, y la otra, más limitada y específica, la fe en la democracia, que puede derivarse de una visión omnicomprensiva o no. Pretender que una sola visión omnicomprensiva funde la convivencia social, equivaldría al totalitarismo. Habermas reconoció también que la creencia democrática puede tener su propia patología; por ejemplo, el individualismo exacerbado, para lo cual necesita que la tradición religiosa le ponga límites, así como la religión puede caer en su propia patología, por ejemplo, el fanatismo, contra el cual necesita los límites que le ofrece el espíritu democrático. Habermas propuso por ello en Munich que el espíritu religioso y el espíritu secular aprendan juntos las reglas de la convivencia universal, ofreciéndose uno al otro como remedios de sus respectivas patologías. Ratzinger Ratzinger asumió como un hecho de nuestro tiempo que, al encontrarse arrojada a un espacio universal más allá del espacio exclusivo que antes tenía, ninguna cultura ofrece a las demás un principio de aceptación universal. El mundo de nuestros días vive, en suma, en un estado de fragmentación cultural. Ratzinger reconoció como un hecho el multiculturalismo: que cada cultura apela a sus propios fundamentos. Si quisiera convertirse al "hecho" del multiculturalismo en el "derecho" de cada cultura a pensar exclusivamente a su manera, caeríamos en el relativismo cultural en medio del cual, teniendo cada cultura "su" verdad, desaparecería la búsqueda esperanzada de "la" verdad. Ratzinger apeló entonces a una palabra que lo cambia todo. En vez de hablar de "multiculturalismo", pasó a hablar de interculturalismo. A la inversa del multiculturalismo, el interculturalismo es la búsqueda común de la verdad por parte de las culturas. Mientras el multiculturalismo separa, el interculturalismo conecta. Ratzinger enumeró enseguida las culturas que habitan nuestro mundo. En Occidente predominan dos culturas: científica y racionalista una; judeocristiana, la otra. A ellas habría que sumar, ya fuera de Occidente, las culturas islámica, hindú, budista y confucianista. La oposición entre el judeocristianismo y el cientificismo ya fue mencionada. Las oposiciones entre el judaísmo y el cristianismo en sus diversas versiones están en camino de ser superadas. También el islam sufre la tensión entre su ala fundamentalista y su ala moderada. ¿Por qué no pensar entonces en un diálogo entre todas las culturas de nuestro tiempo en busca de una convergencia que, sin anular la individualidad de cada una de ellas, les permita diseñar los principios universales de justicia y solidaridad de la democracia? Al viajar en busca de este horizonte, Ratzinger, hoy Benedicto XVI, quiere completar la obra de su antecesor. Juan Pablo II se reconcilió con los "hermanos separados" de las demás variaciones cristianas, con los "hermanos mayores" del judaísmo y hasta con los herederos de Galileo. De acuerdo con lo que adelantó en Munich el año último, Benedicto XVI buscará la reconciliación con el islam, el hinduismo, el budismo y el confucianismo. Por eso es posible ver en su diálogo con Habermas una instancia decisiva en dirección del ecumenismo. Como la palabra "ecología", la palabra "ecumenismo" proviene de la raíz griega oikos, que significa "casa". Viniendo de tradiciones distintas y hasta opuestas, Habermas y Ratzinger actuaron en Munich como los adelantados de una nueva toma de conciencia: que, cualquiera que fuere nuestra condición y nuestra tradición cultural, los hombres acabamos de mudarnos a la misma casa.

Si un esclavo llega al poder

Si un esclavo llega al poder con alma de esclavo, seguirá siendo esclavo. Hay que cambiar ante todo al hombre si se quiere cambiar las estructuras. Las Iglesias de todos los tiempos han compartido esta ilusión.

Mi vuelta al siglo en solitario (1989)
ROGER GARAUDY

Roger Garaudy, autor de medio centenar de ensayos, asegura haber entrado en el Islam "con El Capital debajo de un brazo y la Biblia debajo del otro". A sus 77 años. sigue conservando ese inquieto inconformismo que llevó a los jovenes del mayo francés a buscar el mar bajo los adoquines parisinos. A su paso por el seminario que sobre Religión y Política organizó entre el 6 y el 10 de agosto la Universidad Complutense de Madrid en El Escorial, el filósofo y periodista volvió a exponer su islamismo antiintegrista, su cristianismo anti-romano y su marxismo anti-burocrático.
Este filósofo francés quiere demostrar que el entendimiento entre culturas y civilizaciones es también posible en los umbrales del siglo XXI, porque ya hubo experiencias en tal sentido en esa España cosmopolita que en la Edad Media albergaba a cristianos, musulmanes y judíos.
Ese universo que sueña Garaudy es el imperio anti-príncipe maquiavélico. Para él es imposible definir la política como el arte de gobernar eficazmente sin preocupaciones de orden moral. Este filósofo asegura haber encontrado eco a su inquietud en el Islam, en la figura de Mahoma, dentro de una religión que considera a Jesús entre los profetas.
"Es ahora especialmente importante el diálogo entre culturas y civilizaciones y el respeto que Occidente debe observar hacia los modelos socioeconómicos de los que se dotan los países del Tercer Mundo", afirma. "Y ese respeto debe comenzar en esos países por desobedecer las fórmulas de crecimiento facilitadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial." Para Garaudy, Occidente debe comenzar su penitencia dejando de vender armas a los países en vías de desarrollo.
Roger Gaurody planteaba esto hace 16 años atras.

Donde el aficionado se convierte en maestro

Los buenos libros se escriben en una especie de lengua extranjera. Cada uno de nosotros atribuye a cada palabra su sentido, que es a veces un contrasentido. Pero en los buenos libros todos los contrasentidos son bellos.

MARCEL PROUST

viernes, mayo 20, 2005

PIÑERA LAVIN UN MISMO FIN: GANAR

EMPEZO LA CARRERA PRESIDENCIAL
Enrique Urrutia Pérez (*)
Si hasta hace un mes se veía tímidamente cómo empezaba a tomar forma en nuestro país un clima de elecciones, los acontecimientos del último fin de semana han terminado por desatar la
carrera presidencial.
Y parece ser que el ingreso de Sebastián Piñera al grupo de los precandidatos -o a lo mejor
de los candidatos en el caso de la Alianza por Chile- será un elemento que ciertamente
contribuirá a las posibilidades del sector de llegar a la Moneda.
"Para quienes sostengan que llevar dos candidatos no beneficia al sector debido a que puede generar la impresión de que la Alianza por Chile es incapaz de ponerse de acuerdo, sólo cabe señalar que el hecho de llevar un sólo candidato no es suficiente para maquillar un tema que es más profundo y sobre el cual se debe trabajar en serio''.
En efecto, en el escenario actual nos encontramos con que a un buen candidato como es
Joaquín Lavín, quien obtuvo el 48% de los votos en la elección anterior frente al mejor
candidato que ha levantado nunca la Concertación, se viene a sumar ahora otro buen
candidato como es Sebastián Piñera. Sin lugar a dudas se trata de las dos figuras mejor
evaluadas de la centro derecha.
Y digo "sumar" puesto que no obstante que ambos representan opciones que son atractivas
para el electorado, sin lugar a dudas constituyen posiciones y estilos con claras
diferencias. Lo anterior produce que no se disputen exactamente los mismos votos, sino
que penetren las distintas sensibilidades existentes en la gran mayoría de independientes
de nuestro país.
Constatado lo anterior, entonces, surge la interrogante acerca de si es o no conveniente
realizar primarias internas previas a las elecciones presidenciales de fin de año o si,
por el contrario, resulta más beneficioso para el sector que ambos sean candidatos hasta
el final.
Pues bien, abstrayéndonos de las evidentes aprensiones e incluso odiosidades existentes
entre los dos partidos que apoyan a cada uno de los candidatos, parece ser evidente que
el escenario en que la Alianza por Chile obtiene mayor cantidad de preferencias sería
compitiendo Joaquín Lavín y Sebastián Piñera con Michelle Bachelet.
Ahora bien, para quienes sostengan que llevar dos candidatos no beneficia al sector
debido a que puede generar la impresión de que la Alianza por Chile es incapaz de ponerse
de acuerdo, sólo cabe señalar que el hecho de llevar un sólo candidato no es suficiente
para maquillar un tema que es más profundo y sobre el cual se debe trabajar en serio. Y
parece ser que ese eje, en un mundo donde importan más los liderazgos individuales que
las entelequias partidarias, no va ser el que resuelva la elección.

(*)Ortúzar, Aguila y Bulnes, abogados.

miércoles, mayo 18, 2005

JOSEPH RATZINGER: LA CRISIS DEL DERECHO (1999)

Estimulante discurso del actual Papa Benedicto XVI
ex Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

LA CRISIS DEL DERECHO.
Los dos riesgos actuales del derecho. El fin de la metafísica y la disolución del derecho por presión de la utopía.
Palabras de agradecimiento pronunciadas por el Cardenal Ratzinger el 10 de Noviembre de 1999 con ocasión de serle conferido el grado de doctor honoris causa en derecho por la Facultad de Derecho de la universidad italiana LUMSA.
Quiero expresar mi profundo y sentido agradecimiento a la Facultad de Derecho de la LUMSA por el gran honor que me hace al concederme el grado de doctor honoris causa en derecho. Iglesia y derecho, fe y derecho, están unidos por un lazo profundo y articulado de distintos modos. Baste recordar que la parte fundamental del canon viejotestamentario está recopilada bajo el título de “Torah” (ley). La liberación de Israel no se acababa con el éxodo, sino que el éxodo era sólo su inicio. Esa liberación sólo se convierte en realidad plena cuando Israel recibe de Dios un ordenamiento jurídico que regulaba la relación con Dios, relación de los particulares con la comunidad del pueblo, y la relación de los particulares entre sí, así como la relación con los extraños; un derecho común es una condición de la libertad humana. En consecuencia, el ideal viejotestamentario de la persona pía era el zaddik, el justo, el hombre que vive rectamente y que actúa rectamente conforme al orden del derecho dado por Dios. En el Nuevo Testamento la denominación de zaddik queda de hecho sustituida por el término “pistos” (hombre de fe): la actitud esencial del cristiano es la fe, la fe que lo convierte en “justo”. Pero, ¿ha disminuido con ello la importancia del derecho? ¿Ha quedado quizá con ello expulsado el ordenamiento jurídico del ámbito de lo sacro y se ha convertido simplemente en profano? Éste es un problema que sobre todo desde la Reforma del siglo XVI en adelante se ha discutido con pasión. Y ha venido agudizado por el hecho de que el concepto de ley (torah) aparece en los escritos paulinos con acentos problemáticos y después en Lutero se consideró directamente y sin rodeos como lo contrapuesto al Evangelio. El desarrollo del derecho en la época moderna ha estado profundamente marcado por estas contraposiciones.
Pero no es éste el lugar para desarrollar con más detalle este problema. Pese a eso, quiero referirme brevemente a dos riesgos actuales del derecho, que tienen ambos también una componente teológica y conciernen, por tanto, no sólo a los juristas sino también a los teólogos. El “final de la metafísica” que en amplios sectores de la filosofía moderna se viene dando como un hecho irreversible, ha conducido al positivismo jurídico que hoy ha cobrado sobre todo la forma de teoría del consenso: como fuente del derecho, si la razón no está ya en situación de encontrar el camino a la metafísica, sólo quedan para el Estado las convicciones comunes de los ciudadanos, concernientes a valores, la cuales convicciones se reflejan en el consenso democrático. No es la verdad la que crea el consenso, sino que es el consenso el que crea no tanto la verdad cuanto los ordenamientos comunes. La mayoría determina qué es lo que debe valer (estar vigente) como verdadero y como justo. Y eso significa que el derecho queda expuesto al juego de las mayorías y depende de la conciencia de los poderes de la sociedad del momento, la cual conciencia viene determinada a su vez por múltiples factores. Y en concreto, esto se manifiesta en una progresiva desaparición de los fundamentos del derecho inspirados en la tradición cristiana. Matrimonio y familia son cada vez menos las formas sustentadoras de la comunidad estatal, y quedan sustituidas por múltiples formas de convivencia, a menudo lábiles y problemáticas. El orden cristiano del tiempo se disuelve; el domingo desaparece y cada vez queda más sustituido por formas móviles del tiempo libre. El sentido de lo sacro casi ya no tiene significado alguno para el derecho. El respeto por Dios o por aquello que para otros es sagrado difícilmente tiene ya valor jurídico alguno; sobre ello prevalece el valor de una libertad sin límites en lo tocante a hablar y a hacer juicios, dándose por supuesto que ese valor es mucho más importante. También la vida humana es algo de lo que se puede disponer: el aborto y la eutanasia no están excluidos en los ordenamientos jurídicos. En el ámbito de los experimentos con embriones y de la medicina de los trasplantes asoman en el horizonte formas de manipulación de la vida humana en las que el hombre se arroga no solamente el derecho de poder disponer de la vida y de la muerte, sino también el poder de disponer de su devenir y de su ser. Y así, recientemente, se ha llegado a reclamar la selección y educación programadas para un continuo desarrollo del género humano, y ha quedado puesta en cuestión la esencial diversidad del hombre respecto a los animales. Así pues, como en los Estados modernos la metafísica y con ella el derecho natural parecen carecer definitivamente de importancia, está en curso una transformación del derecho, cuyos pasos ulteriores no son todavía previsibles; el concepto mismo de derecho pierde sus contornos precisos.
Pero hay aún una segunda amenaza del derecho que parece menos actual de lo que era hace unos diez años, pero que en todo momento puede volver a emerger, encontrando conexión con la teoría del consenso. Me refiero a la disolución del derecho a causa del empuje de la utopía, tal como ello había tomado forma sistemática y práctica en el pensamiento marxista. El punto de partida era aquí la convicción de que como el mundo presente es un mundo malo, un mundo malvado, un mundo de opresión y de falta de libertad, ese mundo tenía que ser sustituido por un mundo mejor que, por tanto, había que planificar y realizar. En verdadera fuente del derecho, y en definitiva en fuente única del derecho, se convierte ahora la imagen de la nueva sociedad; moral y con importancia jurídica es aquello que sirve al advenimiento del mundo futuro. Y con base en este criterio se ha venido elaborando el terrorismo, que se consideraba plenamente como un proyecto moral; el homicidio y la violencia aparecían como acciones morales porque estaban al servicio de la gran revolución, al servicio de la destrucción del mundo malo y servían al gran ideal de la nueva sociedad. También aquí se ha dado por descontado el “fin de la metafísica”, y lo que quedaba en lugar de ella era en este caso no el consenso de los contemporáneos, sino el modelo ideal que representaba el mundo futuro.
Hay también un origen criptoteológico de esta negación del derecho. A partir de ese origen se entiende por qué vastas corrientes de la teología (incluyendo las diversas formas de teología de la liberación) estaban tan expuestas a esta tentación. Pero tampoco me es posible presentar aquí estas conexiones con suficiente detalle. Me habré de contentar con indicar el hecho de que un paulinismo malentendido ha dado apresuradamente ocasión para interpretaciones del cristianismo radicales e incluso anárquicas. Por no hablar ya de los movimientos gnósticos, en los cuales inicialmente se desarrollaron estas tendencias, que junto con el No al Dios creador, incluían un No a la metafísica, y al derecho natural y al derecho divino. No voy a entrar aquí en las inquietudes y agitaciones sociales del siglo XVI, en el contexto de las cuales las corrientes radicales de la Reforma dieron vida a movimientos revolucionarios o utópicos. Me voy a detener más bien en un fenómeno aparentemente mucho más inocuo, en una forma de interpretación del cristianismo que desde el punto de vista científico aparece como totalmente respetable y que el gran jurista evangélico Rudolph Sohm desarrolló el siglo pasado. Esa forma de interpretación propone la tesis de que el cristianismo como Evangelio, como ruptura de la ley, no habría podido ni querido incluir originalmente derecho alguno, sino que la Iglesia habría nacido inicialmente como “anarquía espiritual”, que después, ciertamente, partiendo de las necesidades externas de la existencia eclesial, ya hacia fines del siglo primero, habría sido sustituida por un derecho sacramental. El puesto de este derecho que, por así decir, estaba fundado sobre la carne de Cristo, sobre el cuerpo de Cristo, y era de naturaleza sacramental, habría sido ocupado después en el la Edad Media por un derecho, que ya no era derecho del cuerpo de Cristo, sino de la corporación de los cristianos, precisamente por el derecho eclesial que es el que ahora conocemos. El verdadero modelo era para Sohm la anarquía espiritual: en realidad en la condición ideal de la Iglesia no habría de ser menester derecho alguno. En nuestro siglo, a partir de estas posiciones, se convierte en moda la contraposición entre Iglesia del derecho e Iglesia del amor: el derecho es presentado como lo contrapuesto al amor. Y un contraste de ese tipo puede, ciertamente, emerger en la concreta aplicación del derecho: pero elevar tal cosa a principio, trastorna la esencia del derecho, así como la esencial del amor. Estas concepciones, en última instancia alejadas de la realidad, que no llegan al espíritu de la utopía, pero que le son afines, están actualmente difundidas en nuestra sociedad. El hecho de que en los años cincuenta la expresión “Law and Order” (ley y orden) llegara a convertirse en una especie de insulto u ofensa, o que la idea de “ley y orden” incluso se la hiciera pasar por algo casi fascistoide, depende de esas concepciones. Por lo demás, la ironización y difamación del derecho fue ingrediente típico del Nacionalsocialismo alemán (no conozco suficientemente la situación en lo referente al fascismo italiano). En los llamados “años de lucha” el derecho fue concienzudamente difamado y contrapuesto a lo que se consideraba el sano sentimiento popular. Posteriormente, al llegar al poder, el “Führer” fue declarado única fuente del derecho, y con ello la arbitrariedad vino a ocupar el puesto del derecho. La denigración del derecho no está nunca ni de ningún modo al servicio de la libertad, sino que siempre es un instrumento de la dictadura. La eliminación del derecho significa el desprecio del hombre; y donde no hay derecho no hay libertad.
Y en este punto, a la verdadera pregunta de fondo a la que me estoy dirigiendo con estas reflexiones, sólo puedo darle una respuesta (a mi pesar) que habrá de ser demasiado sintética, pues a la cuestión a la que me estoy dirigiendo es a la de qué pueden hacer la fe y la teología en esta situación por la defensa del derecho. De modo muy sumario y, ciertamente, insuficiente, trataré de bosquejar una respuesta proponiendo las dos tesis siguientes:
1.- La elaboración y la estructuración del derecho no es inmediatamente un problema teológico, sino un problema de la “recta ratio”, de la recta razón. Esta recta razón debe tratar de discernir (más allá de las opiniones de moda y de las corrientes de pensamiento de moda) qué es lo justo, el derecho en sí mismo, lo que es conforme a la exigencia interna del ser humano de todos los lugares, y que lo distingue de aquello que es destructivo para el hombre. Tarea de la Iglesia y de la fe es contribuir a la sanidad de la “ratio” y por medio de una justa educación del hombre conservar a esa razón del hombre la capacidad de ver y de percibir. Si a ese derecho en sí se lo quiere llamar derecho natural, o de cualquier otra manera, eso es un problema secundario. Pero allí donde esta exigencia interior del ser humano, el cual está orientado como tal al derecho, allí donde esta instancia que va más allá de las corrientes mudables, no puede ser ya percibida, y, por tanto, el “fin de la metafísica” es total, el ser humano se ve amenazado en su dignidad y en su esencia.
2.- La Iglesia debe hacer un examen de conciencia acerca de golpes destructivos que ha sufrido el derecho, que han tenido su origen en la interpretación unilateral de la fe de la Iglesia y han contribuido a determinar la historia de este siglo. El mensaje de la Iglesia supera el ámbito de la simple razón y remite a nuevas dimensiones de la libertad y de la comunión. Pero la fe en el Creador y en su creación va inseparablemente implícita en la fe en el redentor y en la redención. La redención no disuelve la creación ni el orden de la creación, sino que por el contrario nos restituye la posibilidad de percibir la voz del Creador en su creación y, por tanto, de comprender mejor el fundamento del derecho. Metafísica y fe, naturaleza y gracia, ley y evangelio, no se oponen, sino que están íntimamente ligados. El amor cristiano, tal como lo propone el Sermón de la Montaña, nunca puede convertirse en fundamento de un derecho estatutario, y sólo es realizable (siquiera embrionariamente) en la fe. Pero ello no va ni contra la creación ni contra su derecho, sino que se funda sobre ellos. Donde no hay un derecho, incluso el amor pierde su ambiente vital. La fe cristiana respeta la naturaleza propia del Estado, sobre todo del Estado de una sociedad pluralista, pero siente también su propia corresponsabilidad en lo tocante a que los fundamentos del derecho continúen resultando visibles y a que el Estado, privado de orientaciones, no se vea expuesto solamente al juego de corrientes mudables. Y porque en este sentido, pese a todas las distinciones entre fe y razón, la fe cristiana tiene derecho estatutario que ella tiene que elaborar con ayuda de la razón y de la estructura vital de la Iglesia, y porque, por tanto, pese a todas las distinciones, ambos ordenamientos están en una relación recíproca y tienen una responsabilidad el uno por el otro, este doctorado honorífico es para mí al mismo tiempo ocasión de gratitud y llamada para un ulterior empeño en mi trabajo.

(Traducción de Manuel Jiménez Redondo)

lunes, mayo 09, 2005

La Ballena Blanca en el Sur

El sur de Chile se caracteriza por la caza de la ballena donde los japoneses hacen su agosto. La ballena constituye una de las riquezas de los mares del sur, el pacífico sur de Chile. Se ha inagurado recientemente en el Museo Nacional de Bellas Artes, en Santiago de Chile, una exposiciòn de Franck Stella sobre el tema de las ballenas, animales antediluvianos que dificilmente fueran salvados por Noe en su famosa Arca. Las ballenas se salvaron solas en el famoso Diluvio Universal. Pero fijense, es facil salvarse de un diluvio y no menos facil salvarse de los japoneses y si no: pregunteselo a las ballenas actuales y a Stella.
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