Discurso abogado Luis Valentín Ferrada, en la Fundación Pinochet.
Publicado el Lunes, 17 Diciembre, 2007 por DCHpress
Señor Presidente y Directores de la Fundación,
En primer lugar, unas palabras de gratitud por el honor de permitirme ocupar esta Tribuna en una ocasión tan especial, dentro de un marco tan importante.
El Directorio de la Fundación me ha solicitado un tema determinado: la implacable y odiosa persecución político-judicial a la que han sido sometidos nuestros soldados por años - a su cabeza el General Pinochet - del modo más injusto y vengativo del que se tenga recuerdos en la historia de nuestro país.
Persecución maligna y odiosa que, bien lo sabemos, posee un origen, unos responsables y una finalidad perfectamente definidas.
La persecución a nuestros soldados se inició, a nivel internacional, con medios y recursos ilimitados, desde el mismo día 11 de septiembre de 1973. El primer acto fue, seguramente, aquella extensa divulgación de una foto del Presidente Pinochet, con anteojos oscuros que, como caricatura del terror, sirvió para desdibujar y adulterar su personalidad en la conciencia de vastos sectores mundiales.
Desde el primer día se trabajó en deslegitimar la actuación de las F.F.A.A. en 1973 y, a la vez, ocultar bajo miles de toneladas de papel de diarios, libros, revistas y horas de televisión la responsabilidad trágica de los principales causantes de aquella honda crisis precedente en la que se sumió a la Nación chilena.
Como el pueblo chileno conocía muy bien a sus soldados, esa campaña masiva no pudo tener efectos al interior del país durante mucho tiempo. Nuestro pueblo, altivo e independiente a las feroces presiones extranjeras, las resistió largamente sin hacerse eco de la propaganda mentirosa que llovió sin escampar en los pasados cuarenta años.
Pero, al término del gobierno del Presidente Pinochet, por un conjunto de elementos, el panorama cambió radicalmente al interior del país, abriéndose paso a una nueva fase en la ejecución de la venganza política: sobrevino la persecución judicial y la prisión política para nuestros soldados bajo las apariencias formales ( ¡ y aún estas, muchas veces, groseramente violentadas! ) de unos ciertos juicios falsos de doble expresión.
Juicios contenidos, por una parte, en papeles de expedientes mentirosos, en base a “figuras” jurídicas especialmente inventadas, dirigidos por ciertos jueces carentes de verdadera independencia, arrastrados a la trama. Y, por otra parte, juicios desenvueltos en el papel de los medios de comunicación social, en todos los cuales primero se dicta la sentencia condenatoria, para luego ir dando muerte, paso a paso, página por página, a la dignidad y el honor de las personas, ejecutadas por estos tribunales populares a los que hoy se llama “periodismo”.
Una de las grandes mentiras sobre las que se han fundado todos estos falsos juicios legales - teatro de operaciones de la guerrilla política interminable - ha sido la llamada “figura” del secuestro permanente, cuya finalidad es la de eternizarlos e impedir cualquier superación posible.
La existencia de esta mentira ha encerrado, sin embargo, una cierta verdad: y es que en Chile, si ha existido un grave secuestro permanente de larga extensión, más pernicioso, fatal y masivo que cualquier otro, es aquél en que se ha mantenido secuestrada la memoria de los chilenos, hasta el punto de creérsela ya muerta.
Aparentemente, nadie entre chilenos recuerda ahora nada… que no sea lo que el odio y la venganza les han contado.
Desprovista la conciencia nacional de su memoria… nuestra fe, nuestros valores, nuestras verdades, nuestra moral y el coraje llamado a sostenerla, y aún nuestros sentimientos patrióticos, parecieron diluirse hasta semejar inexistentes.
Sobrevino a lo anterior, además, el increíble espectáculo de la apropiación indebida de nuestra herencia moral, sin que prácticamente nadie dijese nada. Peor aún, sucedió que muchos de los nuestros, llegaran a celebrar el que sus adversarios de ayer, resultaran ser los herederos aparentes de la obra de rectificación nacional que tantos enormes sacrificios había costado - en circunstancias que, para apropiarse de esta herencia moral - les habrían de destruir hasta sus raíces si les fuese posible.
El socialismo marxista, el comunismo bajo sus nuevos disfraces gramchianos - que no está muerto sino goza de renovada salud, como lo demuestra con estúpido asombro nuestra América Latina que una vez más amenaza ruina en muchas partes - hicieron lo suyo y, aunque condenable por la falacia de sus actuaciones, debe reconocérseles el habernos aventajado con creces en las dotes de su consecuencia y de su poderosa inteligencia política y cultural.
El socialismo marxista siempre estuvo, de muchas formas hábiles y siniestras, dividiendo y fraccionando la unidad nacional de nuestros pueblos. Siempre divisionistas; siempre disociando en vez de unir; siempre actuando como los grandes “separatistas” de nuestras comunidades nacionales, siempre sectarios y contrarios a toda unidad nacional, promoviendo toda clase de conflictos, ricos en odios y rencores, promoviendo venganzas y malquerencias, azuzando las querellas de unos contra otros , aventando los fuegos de las permanentes discordias y manteniéndolas vivas. … ¿ Qué novedad o sorpresa puede encontrarse en ello?…
Estas corrientes extranjeras perniciosas, siempre rebajaron a nuestra Nación y a nuestro Estado, impidieron y amenazaron con su política separatista no solo la paz y la seguridad interior de nuestras comunidades, sino conspiraron persistentemente contra el prestigio de Chile, contra su unidad espiritual y su grandeza.
…Pero…
¿Dónde estuvimos entre tanto nosotros … los que debíamos luchar lealmente, con convicciones morales sólidas y patriotismo, para impedir que las malas acciones hicieran tanto daño al país?…
Lo novedoso, lo sorprendente, lo increíble, ha sido comprobar que del secuestro de la memoria nacional y de las adulteraciones groseras sembradas en nuestra conciencia ciudadana, hayan resultado grandes colaboracionistas unos ciertos chilenos - dirigentes políticos - que abandonando indignamente sus convicciones y posiciones, nos hayan prodigado en estos años todas las demostraciones posibles de una auténtica política de idiotas.
Que no se ofenda nadie por el uso de la palabra “idiota”.
Seguramente ustedes conocen el significado de este concepto. Idiota es “aquel que no se ocupa de los asuntos públicos, sino sólo de sus intereses privados. La raíz “idio” significa “propio” y es lo mismo que en “idioma” o en “idiosincrasia“… En este sentido pronuncio el concepto.
Sucedió durante estos últimos años que las voces más celebradas y aplaudidas de nuestro sector de ideas - lo llamaremos así, aunque las ideas hayan brillado por su ausencia - proclamaron por todos los medios, como sus grandes verdades, toda clase de conceptos idiotas - como el “cosismo“, “el economicismo” y la “brillante idea neoliberal ” ( por supuesto extranjera) de que todo cuanto mueve a las personas es solo su interés privado egoísta, en un marco de eterna competencia; y que, salvo la seguridad frente a los ladrones y asaltantes, ninguna otra cosa pública ofrece interés.
Todavía peor, llegó a establecerse como doctrina nuestra el desentenderse de la suerte del país y de sus instituciones, concentrándose únicamente en los asuntos de interés privado. Una música desde luego encantadora para nuestra gente cómoda, egoísta, superficial e indiferente.
De este modo, muchos de nuestros “representantes” se convirtieron en los hechos en los mayores colaboracionistas del secuestro de la memoria nacional, y se convirtió a nuestra gente - incluso a nuestra mejor gente - en lo que llamaremos dulcemente… “los compañeros del silencio“… de nuestros soldados perseguidos.
Entre ellos un número considerable de personas que se levantaron, en cuanto nuevos personajes políticos o de la economía, al amparo y promoción de los hoy perseguidos y olvidados.
Sí… ¡esto es lo que hemos sido! … los compañeros del silencio de nuestros soldados … abandonados cada uno de ellos a su suerte individual, en medio de una implacable persecución.
… Mientras… sobre la conciencia nacional despojada de su memoria - y, sobre la conciencia de nuestras juventudes que siempre es una página en blanco - pudo reescribirse a base de falsedades y mentiras no una historia, sino una novela inventada que ahora tenemos por historia oficial.
Conforme a esa novela, que nuestra estúpida desidia moral e intelectual permitió reescribir al regalado gusto de la mentira, es que nos encontramos pagando duramente unas enormes cuentas que nunca nos correspondieron.
Aquí está la raíz de la persecución a nuestros soldados…
Aquí está la raíz de nuestras debilidades culpables o incluso mortales.
La violación de los derechos humanos no fue jamás una política ni una doctrina de nuestras F.F.A.A.
La única verdad histórica - indesmentible - consiste en que hubo en Chile una política para luchar contra las fuerzas de la insurgencia y del terrorismo marxista - una política de Estado antiterrorista - pero esa decisión la adoptaron las autoridades políticas, en democracia, a partir del año 1947, es decir, unos veinticinco años antes del pronunciamiento del 11 de Septiembre de 1973. Decisión que además se mantuvo invariable durante los cinco gobiernos democráticos anteriores al Gobierno Militar.
Cuando la agresión terrorista armada hizo su trágica aparición en el enrarecido escenario social chileno de los años de 1960, nuestros soldados intervinieron cumpliendo los planes de defensa, las disposiciones y leyes dictadas en democracia por los políticos, y conforme a la preparación específica en que habían sido instruidos en virtud de tales definiciones de Estado.
Se produjo en esos años una cierta relación político- militar similar a la que, por entonces, se había experimentado en Francia. Permítaseme describir brevemente este ejemplo.
El gobierno socialista de Guy Mollet, con Francois Mitterand como Ministro del Interior, instruyó en 1957 a sus instituciones armadas , otorgándoles poderes especiales para obtener una victoria militar en Argelia, sobre los movimientos independentistas ( algo desde luego muy distinto y menor al hecho de resultar, como nosotros, una Nación agredida desde el exterior).
La derrota francesa de 1954, en la batalla de Bien Dien Phu ante los vietnamitas, había llevado a los franceses a implementar de lleno las nuevas teorías de lucha contrarrevolucionaria, antiguerrillera, y Argelia fue el teatro de operaciones. Todo ello concluyó con la ruinosa caída de Mollet y de su Ministro del Interior, el señor Miterrand, (quien ciertos años más tarde alcanzaría la presidencia francesa) y el ascenso al poder del General De Gaulle.
En este caso nunca se culpó ni se persiguió hasta ahora a los soldados franceses, a pesar de las muchas exigencias que se dejaron caer sobre Francia en ese sentido.
Los políticos franceses - más honrados - tuvieron al menos la decencia de quedarse callados frente a las acciones realizadas en Argelia, que se consideraba parte del territorio francés, porque bien sabían que la responsabilidad principal les pertenecía en exclusiva.
Y sabían algo más: que esas tales políticas militares no solo se mantuvieron intactas al interior de Francia, sino que se exportaron a muchas otras Naciones en una rarísima alianza con las políticas que los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos desde el General Eisehower, sin que ningún reparo de tipo humanitario se tuviera en cuenta.
Pero en Chile, como en otras Naciones de América Latina, igualmente afectadas por el terrorismo de los años 60 , los políticos como siempre se lavaron las manos, y descargaron sus propias responsabilidades en nuestros soldados, para exculparse y ocultar las suyas, que habían sido las principales y decisivas.
Cien o más documentos oficiales prueban este punto hasta no dejar duda alguna. Pero estos antecedentes nunca han sido debatidos con transparencia ante nuestra ciudadanía.
Porque la hipocresía política no tiene límites; y porque nuestras políticas idiotas, y sus voceros principales se transformaron, por ignorancia o cobardía moral, en los grandes colaboracionistas de este triste estado de cosas.
Ahora último, por ejemplo, se ha manifestado admiración por el espléndido triunfo político del nuevo Presidente Francés, el señor Sarkozy. Se ha divulgado el primero de sus discursos, y se ha dado a entender que ese es, o debería ser, el camino político a seguir por nosotros ; y, posiblemente, lo sea en ciertos sentidos.
Pero ninguno de nuestros representantes ha leído otro discurso del señor Sarkosy, tan público como el primero, con motivo de la instalación de la comisión redactora de un nuevo libro blanco para la defensa y seguridad nacional francesa, del día 23 de agosto de este mismo año.
En esa alocución, bastante larga, no existe más que una sola curiosa referencia sobre los derechos humanos: “debemos ser más audaces en el enfoque de los derechos humanos“… esta es la única frase en todo el largo texto. En cambio, el señor Sarkosy agrega :
…Hago mía la frase del general de Gaulle: La defensa y la seguridad nacional es la primera razón del Estado! ¡No puede fallarse en ello, sin destruirse a sí mismo!
… deseo que los franceses oigan hablar de la defensa en otras ocasiones y no únicamente el 14 de julio.
… habrá que abordar también aspectos de política pública que no se habían tratado a fondo con anterioridad: las nuevas dimensiones de seguridad civil ante los riesgos del hiperterrorismo.
… La seguridad de los franceses exige que se identifiquen del modo más claro posible los peligros contra los cuales hay que protegerse…. Y ya desde ahora mismo , el terrorismo y la proliferación aparecen como cuestiones esenciales… porque están a punto de superar un límite particularmente preocupante.
No cedamos a las visiones reductoras, simplificadoras o maniqueas del mundo: no suelen ser una garantía de paz, en ningún caso forman parte de la tradición de Francia.
Estas citas textuales - puede verse con facilidad - son exactamente lo contrario de lo que oímos decir o lo que no se atreven a decir nuestros políticos chilenos, a quienes nada parece interesarles el tema de la Defensa y la Seguridad Nacional, cuyas exigencias ignoran de manera supina.
Al revés del señor Sarkosy, al que algunos dicen admirar, se han prestado casi todos ellos al indigno espectáculo de que, mientras una mitad ataca en forma permanente y por todos los medios posibles a nuestros soldados y a nuestras Instituciones armadas, y les persigue y acosa cada día con el mayor escándalo posible; la otra mitad les deja perseguir y les abandona, guarda un silencio cómplice frente a lo que sucede , y llegan a constituirse en los grandes colaboracionistas de los primeros, exhibiendo una falta de coraje moral y una debilidad intelectual más que asombrosas… ¡ vergonzosas !…
Nuestros políticos han permitido la apropiación indebida de nuestras más importantes banderas valóricas. Por ignorancia, por desidia, por simple estupidez y falta de personalidad. Seguramente, por una vulgaridad y una mediocridad que ahora todo el país advierte, deplora y repugna. Han rebajado la importancia de nuestra democracia hasta el borde de la ruina y, con ello, la importancia de nuestro Estado y de nuestra Nación.
Permítanme un ejemplo elocuente del asalto a nuestro patrimonio moral y cultural que nadie de los nuestros jamás ha reclamado.
¿Quién ha oído hablar en Chile, alguna vez, que en el mundo entero se reconoce como el padre universal de los derechos humanos contemporáneos al célebre jurista francés René Samuel Cassin…?
Pues bien, para probar cómo hemos permitido sin chistar el despojo de nuestro patrimonio de ideas y valores , sin que ninguna voz de nuestro sector se haya alzado, ocupar este ejemplo.
Resulta que el señor Cassin, cuya biografía es interesantísima, Premio Nóbel de la Paz en 1968, fallecido recién el año 1976…no fue ningún comunista, ni socialista ni menos marxista, sino el Ministro de Justicia del General De Gaulle, su inseparable compañero desde 1940 en Londres, y quien se mantuvo siempre una lealtad magnífica. El anticomunismo del General De Gaulle y de sus doctrinas es algo bien conocido, y esto se sabe en todo el mundo…menos en Chile.
Aquí, los padres o madres de los Derechos Humanos son los comunistas y, en primer lugar la señora Gladys Marín, a quien un ¡Alcalde de la UDI ¡ ha decidido inmortalizar dando su nombre a la principal Avenida que lleva a la Comuna histórica de Maipú, donde se ganó nuestra independencia nacional.
Esta avenida se llamaba “los pajaritos”, de modo que este Alcalde debe haber pensado que le pertenecía por derecho propio.
Pues bien, gracias a este Alcalde de la UDI , para llegar al Templo Votivo de Maipú, los chilenos deben transitar ahora por la Avenida Gladys Marín… Es decir, para llegar a la Virgen del Carmen se llega … a través de la Gladys Marín… Y ese Alcalde quiere ser reelecto…con nuestro apoyo… y aún anuncia por los diarios que más bien podría postular como Alcalde de Santiago… y nadie dice nada.
Así, mientras el patrimonio moral de los derechos humanos se reconoce en el mundo entero como la obra esencial de uno de los más grandes entre los nuestros a nivel universal - el Profesor Cassin - en Chile hemos llegado a creer que esa doctrina es un gran aporte cultural de los comunistas partidarios de Lenin y Stalin.
Nuestra cómoda, asustadiza y rutilante derecha declaró encontrarse dedicada únicamente a sus negocios privados, sin comprender que al robo y al despojo de estos principios seguiría, necesariamente, el que los despojadores los usaran precisamente contra nosotros y, en primer lugar, contra nuestros soldados.
Un caso tan ridículo como el chileno solo podría servir de guión para un teatro del absurdo, si no fuera por sus trágicas consecuencias.
Nuestra situación revela, por sobre todo, la enorme indigencia en a que hemos llegado en la ética de nuestras convicciones, justo lo contrario de los oportunismos y de las conveniencias egoístas individuales.
Pero … no hay que preocuparse más de estos asuntos. Los chilenos siempre tenemos muchas preocupaciones; y en realidad vivimos cargados de preocupaciones.
Yo traigo un mensaje sencillo: ha llegado el momento de abandonar las PRE-ocupaciones para…. ¡ asumir las ocupaciones! .
Ocuparnos de detener rápida y enérgicamente la persecución a nuestros soldados y sus familias ; ocuparnos de reestablecer nuestras verdades, nuestra moral, nuestra fe y nuestras convicciones ; abandonar definitivamente las políticas idiotas, para ocuparnos del presente y futuro de Chile y de América Latina, y asegurar sus caminos correctos , neutralizando las enormes amenazas actuales que anuncian la llegada de nuevos peligros y desafíos ; ocuparnos también de nuestros malos políticos para que si ellos no están dispuestos a asumir sus responsabilidades, y continúan inclinándose temerosos, débiles e ignorantes ante nuestros perseguidores, abandonen sus puestos y permitan que otras personas mejor dotadas les reemplacen con más consecuencia.
Nosotros no somos ricos en odios, ni en venganzas, ni deseamos continuar viendo al país debilitado, fraccionado y dividido como hasta ahora.
Aspiramos a la unidad nacional espiritual de todos los chilenos, base de la paz interior, de la verdadera justicia social y del prestigio nacional.
Pero, si ello no es posible, porque otros lo impiden o sus colaboracionistas les ayudan con la triste debilidad de sus pobres convicciones, debemos ocuparnos entonces de encarar el problema hasta conseguir su efectiva superación.
¿Nunca más?… Sí … ¡ nunca más de lo mismo que hemos visto hasta ahora ¡
No debemos dejarnos amedrentar por el hábil vocabulario político de las izquierdas, ni acunar en nuestras conciencias ningún complejo de falsa culpabilidad. ¡ Nosotros no somos ni nunca hemos sido “fascistas”, ni anti-democráticos, ni sectarios, ni totalitaristas ni contrarios a los derechos humanos! … Esas son las voces de la propaganda que viene de aquellos que creen que todos los demás son de su misma condición.
Somos, fuimos y seremos siempre demócratas - mucho más que todos ellos - y nuestro mayor anhelo es la grandeza de la Patria, fundada en una auténtica unidad espiritual de todos los chilenos sin distinciones ni sectarismos. Aspiramos a la paz y a la justicia y, por sobre todo, a la Libertad que es el legado histórico de nuestro Ejército escrito sobre el campo de Yerbas Buenas, Chacabuco y Maipú.
Los publicistas del marxismo deben encontrar que sus mentiras chocan radicalmente contra la roca de nuestras convicciones.
En estos últimos días, muchas personas me dicen … “no hay que dejar de recordar el pasado, para rescatar las lecciones y reestablecer nuestras verdades, pero ahora es más importante e imprescindible abrir los caminos del futuro”.
Es cierto. No basta con ocuparse del pasado si esto no tiene sentido de futuro. Porque si no tuviésemos futuro, la mera revisión del pasado sería un ejercicio inútil de nostalgias o de melancolías. No queda espacio para ello.
Por esto es que debemos pasar, enérgicamente, al campo de las ocupaciones.
Siento, pues, que en esta solemne ocasión es posible, con la autorización de ustedes, proponer tres proyectos de ocupaciones inmediatas a los que nos debemos a consagrar: ( Necesitamos que esta reunión no termine aquí, sino debemos llevarnos todos importantes “tareas para la casa”) :
1º Creación a nivel nacional, de un Consejo de Defensa de los Soldados y Policías chilenos. Integrado por abogados voluntarios de todo el país, gratuitamente, este Consejo asumirá la defensa de todos los soldados y policías injustamente perseguidos o que se encuentran actualmente encarcelados como presos políticos.
Será tarea primordial del Consejo ocuparse de las familias de nuestros soldados y policías perseguidos, a quienes ninguna reparación les ha sido reconocida por el Estado y, muy principalmente, de los soldados suboficiales y clases, y de sus familias, que son los que más han sufrido por ser los más débiles y vulnerables.
Debo decir que tenemos inscritos para iniciar este servicio público a los primeros abogados voluntarios de Valparaíso, Concepción, Santiago, Linares, Antofagasta, Temuco, Osorno y Puerto Montt.
2º De la misma forma anterior, nos empeñaremos en constituir a la brevedad un gran Consejo de Intelectuales para rescatar la Memoria Chilena secuestrada por tantos años.
Procuraremos reunir a un número importante de profesionales de las más diferentes áreas, historiadores, cientistas políticos, intelectuales y personas del mundo de la cultura, y, sobre la base de sus trabajos, en el menor tiempo posible, prepararemos o recopilaremos importantes trabajos documentados, para reestablecer la VERDAD DE CHILE. La divulgación de estos documentos deberá ser hecha, de ser posible mano a mano, principalmente a través de cada uno de ustedes. Volveremos a los colegios, a las Universidades, a las Academias, a los foros y seminarios, a los medios de comunicación y procuraremos que NUNCA MAS nuestra voz sea la del SILENCIO, LA AVERGONZADA, LA ESCONDIDA, LA ARRINCONADA o LA PERSEGUIDA.
3º Un cierto grupo de nosotros - que no posee ni la sombra de un interés por la política partidista, ni por sus puestos ni privilegios ( que no son nada de pocos) - ha decidido, si ustedes lo autorizan, proceder a notificar personalmente , en cada Provincia, a las personas que hasta ahora han ocupado cargos de representación popular con nuestros votos, y que han usufructuado de esos cargos a nuestro amparo, que deben rectificar radicalmente sus conductas y actitudes frente a la persecución de nuestros soldados o, a cambio, deberán necesariamente ser reemplazados .
Esperamos ser oídos por ellos, y advertir un cambio sincero y efectivo.
Porque, si en algo debemos estar claros en cuanto al contenido de un NUNCA MAS, es en lo que toca al relativismo moral y a la laxitud ideológica en que ha venido a caer nuestra gente; lo que mantiene a nuestra ciudadanía en permanente estado de confusión mental, y justifica a posteriori todos los desmadres políticos, como auténticos espectáculos trágicos y absurdos.
Nuestros políticos y dirigentes deben saber bien claramente, por un imperativo de carácter nacional, que ciertos cambios bruscos como los que suelen ellos exhibir … más bien parecen deserciones.
La grave falta de convicciones de nuestros dirigentes políticos ha tenido por consecuencia que, a falta de lucha de clases, hayamos pasado en Chile a la lucha por los puestos del poder, las componendas partidistas y la corrupción; y de esto ha seguido una inaceptable degradación generalizada, que no solo ha devaluado la actividad política, como es manifiesto, sino al país y a su democracia en su conjunto.
Nada de lo cual es permisible ni tolerable.
Todo esto es un asunto de fe: Fe en Chile, en sus instituciones históricas, en nuestros valores morales e intelectuales y, por último, en nosotros mismos:
Por esa fe y gracias a esa fe - ¡ Es posible volver a triunfar…!
Es posible reestablecer la verdad histórica y, por sobre todo, es posible que cada uno de nosotros volvamos a ser los grandes obreros en la construcción de la Patria que amamos más intensamente que todos los demás.
Sobre esta fe reposarán siempre las mejores lecciones que recibimos del General Pinochet y de todos los soldados de Chile - absolutamente indisolubles e inseparables entre ellos - y por esa fe, Chile y sus Instituciones Armadas serán siempre espiritualmente grandes y decisivas para la sobrevivencia del alma del viejo y verdadero Chile.